sábado, 4 de mayo de 2013

Di Stéfano se casa

Alfredo Di Stéfano, el mejor jugador del mundo de todos los tiempos según algunos, se casa ahora que tiene una edad a la que yo no estoy seguro de llegar.
He visto los titulares de la noticia en dos sitios y no he querido saber más. Me parece una bobada, claro. La novia es jovencísima para él. Y este dato no merma mi admiración hacia este personaje. Pienso que es posible que no haya querido profundizar en la noticia ante el riesgo de encontrar un dato que me lo hiciera bajar del pedestal en que lo tengo puesto. Me quedo con la idea de que a pesar de la edad conserva la ilusión y la inocencia. Y probablemente no las conserva, sino que las renueva día a día, que es más que conservarlas.
No sé mucho de Di Stéfano, pero jugaba al fútbol en la época en que yo coleccionaba cromos, y luego duró mucho. No sé demasiadas cosas de él, pero todas las cosas que he leído sobre él me han gustado. No sólo era un jugador que corría sin parar y metía muchos goles y animaba a sus compañeros, sino que después, cuando hacía declaraciones, demostraba tener mucho sentido común, y quienes lo trataban se deshacían en elogios. Creo que tenía un monumento al balón en su casa.
En aquellos tiempos yo seguía el fútbol, y no como ahora que me he desentendido por completo, porque no me gusta que me tomen el pelo. Se mueven tantos millones en este “deporte”, por llamarle de alguna manera, que las “irregularidades” surgen por doquier. Y nos cuestan dinero a los contribuyentes.
Hace años conseguí comprar el vídeo del partido Real Madrid-Eintracht de Frankfurt. Disputaban la final de una Copa de Europa. En ese partido el número de goles más que triplicó al de faltas, y quienes sufrieron esas faltas, fortuitas en todos los casos, se levantaron de inmediato, ayudados por quienes se las habían hecho. Nada que ver con lo de ahora.

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