martes, 31 de marzo de 2015

Llorar por Cintora

He confesado muchas veces que hace tiempo que no veo la televisión, por tanto, si sé algo de Cintora es porque veo su nombre escrito por aquí y por allá.
Y las informaciones que leo sobre él no lo convierten en interesante para mí. Se conoce que daba trato de favor a cierto personaje antidemocrático que irrumpido en la política española hablando de democracia. Que Julio Anguita se cabreó con él. Que Alfonso Rojo le llama Chistorra.
Se conoce que las gentes de ultraizquierda braman y gimotean, deplorando su destitución. Viene a ser parecido a aquello que dicen de que si después de hacer mil favores no haces uno, pasas a ser malo.
Cintora ha estado un tiempo haciendo lo que le daba la gana. Se conoce que a unos les consentía todo y a otros les interrumpía cuando le parecía bien. En este punto debo decir que no explico que sabiendo cómo se las gastaba hubiera quien acudiera a su programa, aparte de quienes sabían que iban a ser bien tratados.
No veo la televisión, pero si la viera dudo mucho que hubiera sintonizado su programa. La primera vez habría aguantado como mucho media hora, y no la habría puesto más.
Me dolió que cerraran La Clave, pero no me inquieta que se acaben los programas tendenciosos. Los de extrema izquierda quisieran que todo estuviera a su servicio. Les das un espacio, parte de tu tiempo, lo que sea, y lo usan para adoctrinarte. Tienen en propiedad la verdad absoluta. Borges dijo que la duda es uno de los nombres de la inteligencia. Pero la duda no interesa a los de extrema izquierda, ni a los de extrema derecha. Lo que quieren los de extrema derecha y extrema izquierda es el poder. Y se conoce que Cintora ayudaba a algunos de ellos. Evidentemente, no soy de los que lloran por Cintora.

No hay comentarios: