domingo, 1 de marzo de 2015

Tsipras culpa a España

Los componentes de Syriza han dado muestras desde el principio de tener una cara de extraordinaria dureza. Se presentaron a las elecciones con un programa engañoso, con el que hacían promesas a costa de terceros.
Una vez ganadas las elecciones han negociado con la Unión Europea en unos términos también tramposos. Después de llegar a un acuerdo, pretenden hacer creer que han ganado, o que han ganado algo, merced a su estrategia. En realidad, lo que ha conseguido el nuevo gobierno griego lo hubiera logrado también cualquier otro que hubiera salido de las urnas. El margen de maniobra es tan escaso que no cabía ninguna otra solución.
Los de Syriza necesitan seguir engañando a los electores griegos, para lo cual han planteado la idea de que se trata de una especie de guerra entre la Unión Europea y Grecia, lo cual está muy lejos de la realidad. El asunto consiste en que las deudas hay que pagarlas. Y es que, además, necesitan que se les siga prestando. Por decirles la verdad a los griegos se hundió políticamente Papandreu. Y ahora Tsipras hace lo mismo que haría él, pero mintiendo.
Necesita también conseguir la solidaridad de la extrema izquierda internacional y dar argumentos a ciertos pájaros de cuenta, amigos suyos, que pululan por España. ¿Qué es eso de que España quiere llevar a Grecia a una rendiciòn incondicional ante la Unión Europea? Son maneras tramposas de medrar en la política y deberían servir para que los electores españoles sepan qué es lo que se avecina si en España llega a mandar el hijo de uno que militó en el FRAP.
Y hay que tener en cuenta que Podemos es peor que Syriza, porque este partido al menos se mantiene dentro de la ortodoxia, aunque luego intente contarlo de otra manera. Pero los de España tienen demasiados vínculos con el chavismo.

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