El artículo de esta semana de Pedro J. se titula El Gran Gigoló y está dedicado al que acaba llamando Narciso. Probablemente, basta con estos datos para que todos, incluso los que no han leído el artículo del director de El Mundo, sepan ya de quien se trata.
En el artículo se repasa la trayectoria del personaje y aparecen los nombres de Eduardo Fungairiño, Victoria Prego, Míster X, Marey, Vera, Liaño, Sogecable, Antonio Navalón, Bacigalupo, Ancos, Ruiz Mateos, Mario Conde, Mayor Oreja, Aznar, Rubalcaba, Zapatero, Richard Gere, Felipe González, Botín, y algunos que a buen seguro me he dejado por el camino. Tampoco es necesario hacer un recuento minucioso.
Lo que ocurre es que sin querer se hace un repaso general de la historia reciente española del que queda la sensación de que la impunidad y la corrupción campan a sus anchas por este solar que se llama España. Resulta curioso que el mayor temor de quienes fueron encargados de urdir el sistema político por el que nos tendríamos que regir en adelante fuera el de que no se reprodujeran aquí los usos italianos. Y eligieron un sistema que al dar todo el poder a los partidos, propicia que se imite a los italianos en lo peor: en la corrupción.
Algo de esto viene a decir Félix de Azúa en su artículo, también de hoy, titulado “Italia y España, una confluencia”. Italia, dice, es admirable en muchos aspectos, pero si la superamos en algo, no es en lo que dijo Zapatero, sino en lo peor.
Con respecto al artículo de Pedro J., es curioso que Santiago González haya detectado el oxímoron en el que ha incurrido el editorialista de El País al escribir lo siguiente: “el PSOE toma inmediatas medidas contra los encausados procedentes de sus filas”, y pasa por alto el solecismo de su director, que puso lo siguiente: “en base a las pruebas”.
Si Pedro J. hubiera leído el libro Hablar con corrección, de Pancracio Celdrán Gomariz, conocería esta coplilla:
Y es que en el mundo traidor
nada es verdad ni es mentira
todo es en base al color
del cristal con que se mira.
En el artículo se repasa la trayectoria del personaje y aparecen los nombres de Eduardo Fungairiño, Victoria Prego, Míster X, Marey, Vera, Liaño, Sogecable, Antonio Navalón, Bacigalupo, Ancos, Ruiz Mateos, Mario Conde, Mayor Oreja, Aznar, Rubalcaba, Zapatero, Richard Gere, Felipe González, Botín, y algunos que a buen seguro me he dejado por el camino. Tampoco es necesario hacer un recuento minucioso.
Lo que ocurre es que sin querer se hace un repaso general de la historia reciente española del que queda la sensación de que la impunidad y la corrupción campan a sus anchas por este solar que se llama España. Resulta curioso que el mayor temor de quienes fueron encargados de urdir el sistema político por el que nos tendríamos que regir en adelante fuera el de que no se reprodujeran aquí los usos italianos. Y eligieron un sistema que al dar todo el poder a los partidos, propicia que se imite a los italianos en lo peor: en la corrupción.
Algo de esto viene a decir Félix de Azúa en su artículo, también de hoy, titulado “Italia y España, una confluencia”. Italia, dice, es admirable en muchos aspectos, pero si la superamos en algo, no es en lo que dijo Zapatero, sino en lo peor.
Con respecto al artículo de Pedro J., es curioso que Santiago González haya detectado el oxímoron en el que ha incurrido el editorialista de El País al escribir lo siguiente: “el PSOE toma inmediatas medidas contra los encausados procedentes de sus filas”, y pasa por alto el solecismo de su director, que puso lo siguiente: “en base a las pruebas”.
Si Pedro J. hubiera leído el libro Hablar con corrección, de Pancracio Celdrán Gomariz, conocería esta coplilla:
Y es que en el mundo traidor
nada es verdad ni es mentira
todo es en base al color
del cristal con que se mira.
1 comentario:
No sé si es muy acertado decir que España es un solar... si lo fuera, alguien lo habría vallado y lo habría puesto a la venta, ¿No te parece?
Me encanta cómo escribes y también lo que escribes. !Animo y sigue así!
Una admiradora
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