Dice que el 12 de febrero de 2009 se presentó en Madrid el programa para la presidencia española de la UE, y que aprovechó el acto para explicarle al presidente del gobierno que resulta ineludible hacer algo similar a lo que fueron los Pactos de la Moncloa. ¡Ah!, pero tenemos un presidente que se considera perfecto, no ejerce jamás la autocrítica, por lo que se ve. De modo que contestó que él ya ha pedido a la oposición y concretamente al PP, que ayude a tirar del carro.
Como a estas alturas todo el mundo puede deducir fácilmente, de las palabras de Rodríguez Zapatero se desprende que lo que ha exigido al PP es que le aplauda en todo y que se sume a su grupo de seguidores incondicionales. Para tener idea del grado de tolerancia del personaje basta con fijarse en su férreo control del partido. Comparado con lo suyo, lo de Alfonso Guerra es un juego de niños.
No cae en la cuenta, nuestro simpar presidente, en un detalle fundamental: Adolfo Suárez logró llevar a buen puerto los Pactos de la Moncloa y él ni siquiera ha logrado tener éxito en la convocatoria. Y es que Adolfo Suárez fue un político, con defectos, pero un político, no un Narciso.
Pero es que lo más sustancioso de la citada conversación entre los dos interlocutores citados vino luego, cuando dijo lo siguiente: "No. Mira Ramón, no os enteráis. Somos los que menos estamos sufriendo la crisis y los que antes vamos a salir. Los indicadores de paro y déficit se van a resolver y, lo más importante de todo, no sufrirán los más débiles".
Este pensamiento suyo se comenta por sí solo. Sólo cabe interpretar que como él no sufre, piensa que los demás tampoco. Vamos que ni se plantea que pueda haber alguien pasándolo mal. Y, sobre todo, está convencido de que sabe más que nadie. De lo que sea.
Como a estas alturas todo el mundo puede deducir fácilmente, de las palabras de Rodríguez Zapatero se desprende que lo que ha exigido al PP es que le aplauda en todo y que se sume a su grupo de seguidores incondicionales. Para tener idea del grado de tolerancia del personaje basta con fijarse en su férreo control del partido. Comparado con lo suyo, lo de Alfonso Guerra es un juego de niños.
No cae en la cuenta, nuestro simpar presidente, en un detalle fundamental: Adolfo Suárez logró llevar a buen puerto los Pactos de la Moncloa y él ni siquiera ha logrado tener éxito en la convocatoria. Y es que Adolfo Suárez fue un político, con defectos, pero un político, no un Narciso.
Pero es que lo más sustancioso de la citada conversación entre los dos interlocutores citados vino luego, cuando dijo lo siguiente: "No. Mira Ramón, no os enteráis. Somos los que menos estamos sufriendo la crisis y los que antes vamos a salir. Los indicadores de paro y déficit se van a resolver y, lo más importante de todo, no sufrirán los más débiles".
Este pensamiento suyo se comenta por sí solo. Sólo cabe interpretar que como él no sufre, piensa que los demás tampoco. Vamos que ni se plantea que pueda haber alguien pasándolo mal. Y, sobre todo, está convencido de que sabe más que nadie. De lo que sea.
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