miércoles, 25 de marzo de 2009

Ibarretxe y sus “razones”

Según dicen los políticos (cuando creen que todos les escuchan) su misión es la de servir a los ciudadanos. Sin embargo, cuando pierden el poder les da el ataque de nervios, con lo que demuestran claramente que aquel anuncio suyo es total y absolutamente falso. Un político puede hacer una gran labor por los ciudadanos estando en la oposición. No debería importarle, entonces, perder unas elecciones. Tampoco debería sentirse frustrado emocionalmente. El público no es infalible ni pretende serlo.
Cualquiera de los votantes, si se detiene a pensarlo, se cuenta inmediatamente de que lo que le conviene por encima de todo es la alternancia. Todo el mundo puede comprender, sin apenas esfuerzo, que cuando un partido se enquista en el poder resulta muy difícil impedir la corrupción y que con el tiempo ésta se puede extender por todo el partido. Pero cuando quienes han perdido el poder no aceptan de buen grado el hecho, la presunción teórica inicial, pasa a ser sospecha fundada. Otra cosa es que luego esa corrupción salga a la luz, porque los bomberos no se pisan la manguera unos a otros.
Ibarretxe sabe que no tiene ninguna solución, su tiempo se ha acabado. Los votantes del PSOE y los del PP no tolerarían que estos dos partidos no fueran capaces de entenderse. Ni el PP ni el PSOE pueden apoyar al PNV porque sus votantes no lo aceptarían. Ibarretxe lo sabe, por lo que se puede deducir que lo que pretende es enrarecer el ambiente.
La gente está harta de ETA y esta es la oportunidad de acabar con la banda. La gente no cree que el PNV quiera acabar con la banda y este es el dato que le aparta irremisiblemente del poder. De modo que hay dos razones en contra de Ibarretxe: la alternancia y la posibilidad de acabar con ETA.

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