Dijo el destacado peneuvista Josu Erkoreka que sería tan difícil que Patxi López fuera lendakari como ver a un cerdo volando. Lo que los hechos han venido a demostrar es que, puesto que se refirió a este animal, lo correcto hubiera sido que dijera que a todo cerdo le llega su San Martín.
Las circunstancias requieren que el lendakari sea Patxi López por más que la cuestión produzca urticaria a Zapatero, como demuestran los intentos de El País para convencer a la opinión pública de las bondades de una alianza entre el PNV y el PSE. En la actitud del propio PSE puede adivinarse que está buscando una excusa para llevar a cabo esta alianza, pero no hay modo.
El PNV no puede llegar a un acuerdo que conlleve ceder la presidencia y ni a Patxi López ni a Zapatero se les perdonaría que desaprovecharan la ocasión. El PP, por su parte, las ve venir y está dispuesto a dejarse hacer de todo, con tal de no dar motivos para que lo culpen de no haber podido llegar a un acuerdo. De modo que Zapatero no tendrá más remedio que hacerse el ánimo y consentir que Patxi López, con la ayuda del PP, se afane en la tarea de acabar con ETA. El PNV ya ha avisado de que se va a echar al monte y ahora falta ver cómo puede ayudar a la banda asesina sin que se note, estando en la oposición.
Lo paradójico es que se lleve a cabo precisamente en el País Vasco lo que se demanda en el resto de España, como es la alianza entre el PSOE y el PP. La brutal crisis que sufrimos, que es principalmente de confianza, no se combate con las peleas partidistas, sino que demanda una acción seria y responsable por parte de los partidos. O sea, una alianza entre, al menos, los grandes partidos. Y ésta sólo puede llevarse a cabo en el País Vasco.
Las circunstancias requieren que el lendakari sea Patxi López por más que la cuestión produzca urticaria a Zapatero, como demuestran los intentos de El País para convencer a la opinión pública de las bondades de una alianza entre el PNV y el PSE. En la actitud del propio PSE puede adivinarse que está buscando una excusa para llevar a cabo esta alianza, pero no hay modo.
El PNV no puede llegar a un acuerdo que conlleve ceder la presidencia y ni a Patxi López ni a Zapatero se les perdonaría que desaprovecharan la ocasión. El PP, por su parte, las ve venir y está dispuesto a dejarse hacer de todo, con tal de no dar motivos para que lo culpen de no haber podido llegar a un acuerdo. De modo que Zapatero no tendrá más remedio que hacerse el ánimo y consentir que Patxi López, con la ayuda del PP, se afane en la tarea de acabar con ETA. El PNV ya ha avisado de que se va a echar al monte y ahora falta ver cómo puede ayudar a la banda asesina sin que se note, estando en la oposición.
Lo paradójico es que se lleve a cabo precisamente en el País Vasco lo que se demanda en el resto de España, como es la alianza entre el PSOE y el PP. La brutal crisis que sufrimos, que es principalmente de confianza, no se combate con las peleas partidistas, sino que demanda una acción seria y responsable por parte de los partidos. O sea, una alianza entre, al menos, los grandes partidos. Y ésta sólo puede llevarse a cabo en el País Vasco.
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