Los periódicos españoles solían llevar junto a su cabecera la coletilla “diario independiente”. En realidad, si hubieran puesto fosforescente el resultado hubiera sido el mismo. Los lectores se hubieran preguntado: ¿dónde está la fosforescencia?
La Defensora del lector del diario El País vincula la independencia del periódico al hecho de que haya lectores que paguen por la información. Veamos, la prensa en Estados Unidos principalmente da información, mientras que en España da opinión. Hay que convenir en que, en lo que respecta a la democracia, el devenir histórico de España tiene poco que ver con el de Estados Unidos.
El lector medio de periódicos español busca reafirmarse en su modo de ver las cosas. Cada periódico español tiene su masa de lectores cuya ideología dominante está bastante bien definida. Esto constituye una suerte de cárcel para el medio, puesto que ha de ajustarse a lo que se espera de él. Si no lo hace, su tirada puede bajar escandalosamente.
En el caso concreto de El País se observa claramente que hay muchos columnistas que escriben muy bien, pero que hacen el ridículo en su patente empeño de dañar al PP. Cuando no encuentran el motivo, lo fabrican. O dan por bueno cualquier rumor.
Algunos periódicos hicieron de pago también su versión digital, pero fracasaron en el empeño, acaso porque no supieron entender a sus potenciales clientes, quizá se ciñeron a criterios comerciales antiguos. Y las tiradas en papel disminuyen a gran velocidad. No hay otro remedio que adaptarse a lo que viene, quien mejor lo anticipe tendrá ventaja.
Ahora bien, el hecho de que se dependa de la publicidad tampoco significa necesariamente que se tenga que perder esa independencia que, de todos modos, tampoco tienen. Por otro lado, también los medios pueden elaborar sus estrategias en este sentido. Si un periódico, por hacer caso a una empresa, pierde lectores, deja de ser interesante para esa misma empresa.
La Defensora del lector del diario El País vincula la independencia del periódico al hecho de que haya lectores que paguen por la información. Veamos, la prensa en Estados Unidos principalmente da información, mientras que en España da opinión. Hay que convenir en que, en lo que respecta a la democracia, el devenir histórico de España tiene poco que ver con el de Estados Unidos.
El lector medio de periódicos español busca reafirmarse en su modo de ver las cosas. Cada periódico español tiene su masa de lectores cuya ideología dominante está bastante bien definida. Esto constituye una suerte de cárcel para el medio, puesto que ha de ajustarse a lo que se espera de él. Si no lo hace, su tirada puede bajar escandalosamente.
En el caso concreto de El País se observa claramente que hay muchos columnistas que escriben muy bien, pero que hacen el ridículo en su patente empeño de dañar al PP. Cuando no encuentran el motivo, lo fabrican. O dan por bueno cualquier rumor.
Algunos periódicos hicieron de pago también su versión digital, pero fracasaron en el empeño, acaso porque no supieron entender a sus potenciales clientes, quizá se ciñeron a criterios comerciales antiguos. Y las tiradas en papel disminuyen a gran velocidad. No hay otro remedio que adaptarse a lo que viene, quien mejor lo anticipe tendrá ventaja.
Ahora bien, el hecho de que se dependa de la publicidad tampoco significa necesariamente que se tenga que perder esa independencia que, de todos modos, tampoco tienen. Por otro lado, también los medios pueden elaborar sus estrategias en este sentido. Si un periódico, por hacer caso a una empresa, pierde lectores, deja de ser interesante para esa misma empresa.
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