jueves, 30 de abril de 2009

Con respecto a la pandemia

En España se atiende a cualquiera que se presente en un centro médico de salud de titularidad pública. Hay medicamentos más que suficientes para atender todos los casos que se presenten. La red sanitaria española permite que se distribuyan rápidamente las pautas para detectar y tratar la enfermedad de inmediato. No hay motivo de alarma, pues, por ahora.
La preocupación, en estos momentos, debería centrarse en México, ese país que parece indefenso ante el futuro que se le avecina. De pronto, sus ingresos por el turismo van a sufrir una gran merma. Aparte de eso, va a tener que gastar mucho dinero para vencer a la enfermedad. El primer impulso de todos debería orientarse a ayudar a México. De todas las formas posibles.
Imaginemos, por otro lado, que el virus llega a algún país del norte de África, o sea bastante cerca de algunos países europeos. Lógicamente, allí la pandemia no encontraría tantas resistencias y podría extenderse con relativa facilidad. Y una vez allí ya crearía a la Unión Europea en general y a España en particular muchos más problemas de los previstos.
Todo lo cual nos viene a indicar que aun en el caso de que este brote se controle y se erradique por completo, el peligro siempre estará latente. No con ese virus sino con cualquier otra mutación genética, procedente de cualquier lugar. De modo que lo que no estamos dispuestos a hacer por solidaridad tendremos que llevarlo a cabo por egoísmo. Hay que acabar con la pobreza en el mundo y para ello hay que comenzar por no permitir gobiernos corruptos. Esta necesidad inicial obliga ya a replantear todo desde el principio. Afortunadamente, parece ser que Obama se ha dado cuenta de que ya no es posible la acción individual, por lo que busca la colaboración. Ojalá sea así y los demás se den cuenta y comiencen a cambiar las cosas en el mundo.

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