sábado, 18 de abril de 2009

La inteligencia presidencial

Pretendía Camilo José Cela que a la presidencia del gobierno llegaran los más inteligentes y no caía nuestro último Nobel en que las decisiones de éstos no suelen ser entendidas por el público, con lo cual no las puede hacer suyas. El nombramiento de Adolfo Suárez, por ejemplo, para llevar a cabo la Transición fue una idea muy inteligente y muy meditada y no fue entendida en su momento por casi nadie.
Adolfo Suárez llevó a cabo su cometido con brillantez. Las cosas que tuvo que delegar, la creación de la UCD, la Constitución, la forma de Estado, salieron peor. Adolfo Suárez logró que entre los partidos reinara el espíritu de colaboración, sin el cual no se hubiera podido llegar a ningún acuerdo. Parece fácil y los partidos pueden tener la tentación de alegar que el momento lo requería. También lo requiere el momento actual y no hay quien lo logre.
Adolfo Suárez sabía que estaba llevando a cabo algo extremadamente difícil y que lo estaba haciendo con suma brillantez. Y le extrañaba y le dolía que los demás no se dieran cuenta, pero es que no se enteraban ni sus propios ministros. La población tampoco era consciente en aquellos momentos de las filigranas que se estaban llevando a cabo.
Lo principal para ser presidente es caer bien a la población. En épocas de bonanza, suele votar a personas ligeras, que resulten cercanas y que refuercen el ego colectivo, de ahí el surgimiento de Zapatero, Sarkozy, Bush, etc. En tiempos más difíciles se opta por los grandes cambios, cosa que ha ocurrido con Obama, en el que Zapatero ha puesto todas sus esperanzas.
Sarkozy es otro lenguaraz, que ni siquiera guarda las formas y en esto parece que imita a Berlusconi. Estos tipos, Zapatero, Berlusconi, Sarkozy, sólo piensan en ganar elecciones, no en hacer las cosas bien. Son esclavos del poder. Disfrutan saliendo en los medios.

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