Buscando otra cosa en la red, fui a dar con el blog de Gonzalo Portocarrero. En apenas cuatro líneas resume su biografía, para concluir con estas palabras: He tenido suerte en la vida. Todos podemos decir lo mismo, para ello no hay más que recordar que cuando todo va mal, todavía podría ir peor. No es frecuente, de todos modos, encontrar gente que lo reconozca espontáneamente.
Quien hace esta afirmación es porque sabe valorar las cosas y cuida y mima lo que tiene. Alguien que sabe vivir la vida y saborear aquellas cosas que le ofrece. De ahí a la felicidad (si fuera posible), un paso. Por el contrario, abundan quienes teniendo mucho dinero, tanto que no sabrían que hacer con él si se les prohibiera no hacer otra cosa que fuera disfrutarlo, no se conforman y quieren más y más, y en su afán no les importa arriesgar más de la cuenta y con ello poner en peligro la subsistencia de otros.
Tampoco faltan quienes sin tener mucho tienen lo suficiente para vivir una vida sosegada, disfrutando de las cosas y sin embargo buscan actividades de riesgo, que les proporcionen emociones fuertes, o se embarcan en aventuras financieras azarosas. Hay quienes nunca están conformes con nada y buscan solucionar sus carencias de un modo que es difícil que lleve a buen puerto.
Quienes no saben encontrar la paz dentro de sí, quienes a causa de sus zozobras internas buscan incesantemente chivos expiatorios, en quienes de su incapacidad, son los que en modo alguno pueden decir que han tenido suerte, entre otras cosas porque no la saben buscar.
Y quien reconoce que tiene suerte, si lo dice sinceramente, como se desprende de su blog en este caso, merece la confianza ajena, porque no cabe ninguna duda de que, al igual que sabe valorar las cosas que tiene, sabrá hacer lo mismo con la dignidad del prójimo.
Quien hace esta afirmación es porque sabe valorar las cosas y cuida y mima lo que tiene. Alguien que sabe vivir la vida y saborear aquellas cosas que le ofrece. De ahí a la felicidad (si fuera posible), un paso. Por el contrario, abundan quienes teniendo mucho dinero, tanto que no sabrían que hacer con él si se les prohibiera no hacer otra cosa que fuera disfrutarlo, no se conforman y quieren más y más, y en su afán no les importa arriesgar más de la cuenta y con ello poner en peligro la subsistencia de otros.
Tampoco faltan quienes sin tener mucho tienen lo suficiente para vivir una vida sosegada, disfrutando de las cosas y sin embargo buscan actividades de riesgo, que les proporcionen emociones fuertes, o se embarcan en aventuras financieras azarosas. Hay quienes nunca están conformes con nada y buscan solucionar sus carencias de un modo que es difícil que lleve a buen puerto.
Quienes no saben encontrar la paz dentro de sí, quienes a causa de sus zozobras internas buscan incesantemente chivos expiatorios, en quienes de su incapacidad, son los que en modo alguno pueden decir que han tenido suerte, entre otras cosas porque no la saben buscar.
Y quien reconoce que tiene suerte, si lo dice sinceramente, como se desprende de su blog en este caso, merece la confianza ajena, porque no cabe ninguna duda de que, al igual que sabe valorar las cosas que tiene, sabrá hacer lo mismo con la dignidad del prójimo.
'Asuntos propios'
'Fantasmas'
'Brújula para navegantes emocionales'
'España y otras impertinencias'
'Bajo este sol tremendo'
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'Brújula para navegantes emocionales'
'España y otras impertinencias'
'Bajo este sol tremendo'
2 comentarios:
Cuan diferente sería todo si no necesitáramos mirar la envidia con ojos de codicia, de fuéramos simples seres conscientes de nuestra simple grandeza. De cuan valiosa es la oportunidad de tener vida propia.
Un saludo.
" Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar".
Valorar la oportunidad de tener vida propia es un lujo. El regalo se alcanza cuando no te caes si tropiezas, porque eso significa que has dado un paso adelante.
Si unimos la idea de tropiezo+caída, que es lo que suele pasar, nos encontraremos con que al levantarnos (si se da el caso) o aprendemos o no aprendemos.
Un cordial saludo
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