Explica el nuevo ministro de Fomento su idoneidad para el cargo con dos argumentos fundamentales, que para él son rotundos. Las funciones que ha tenido encomendadas hasta ahora le han proporcionado un gran conocimiento de la realidad de nuestro país, lo que le ha estimulado su sensibilidad hacia las infraestructuras. Cabe recordar que la sensibilidad de Pepiño ya se puso de manifiesto cuando no dio a conocer sus preferencias por Obama para no interferir en el proceso electoral de Estados Unidos.
El otro argumento rotundo es que si ha sabido gestionar el PSOE también sabrá gestionar las obras públicas españolas. De modo que ya sabemos lo que nos toca. Ahora bien, después de estas manifestaciones de Pepiño surge una duda de modo incontenible. ¿Cómo es que teniendo esa perla en la recámara Zapatero ha estado consintiendo todas las calamidades de Maleni? ¿Es que no se atrevía a destituirla? ¿Tuvo que esperar a cambiar a unos cuantos, todos juntos, para poder desprenderse de ella? El hecho de que se enterara de su cese por la prensa quizá ayude a pensar de este modo, aunque sea de modo humorístico.
De modo que ya tenemos a Pepiño en el ministerio y en la medida en que a partir de ahora todo vaya como una seda, podremos ir tomando nota de las catástrofes que no sucedan para reprocharle a Zapatero que no lo hubiera nombrado antes. Si todo en este ministerio marcha como debe, el ahorro será considerable. En este dinero que no va a haber que gastar para reparar desaguisados parece estar pensando Zapatero para capear el temporal, el considerable aumento del paro, el cierre de empresas.
Lo que no ha explicado Pepiño es lo que ocurre con la llamada Villa PSOE y a qué se deben las manifestaciones que hay en su entorno.
El otro argumento rotundo es que si ha sabido gestionar el PSOE también sabrá gestionar las obras públicas españolas. De modo que ya sabemos lo que nos toca. Ahora bien, después de estas manifestaciones de Pepiño surge una duda de modo incontenible. ¿Cómo es que teniendo esa perla en la recámara Zapatero ha estado consintiendo todas las calamidades de Maleni? ¿Es que no se atrevía a destituirla? ¿Tuvo que esperar a cambiar a unos cuantos, todos juntos, para poder desprenderse de ella? El hecho de que se enterara de su cese por la prensa quizá ayude a pensar de este modo, aunque sea de modo humorístico.
De modo que ya tenemos a Pepiño en el ministerio y en la medida en que a partir de ahora todo vaya como una seda, podremos ir tomando nota de las catástrofes que no sucedan para reprocharle a Zapatero que no lo hubiera nombrado antes. Si todo en este ministerio marcha como debe, el ahorro será considerable. En este dinero que no va a haber que gastar para reparar desaguisados parece estar pensando Zapatero para capear el temporal, el considerable aumento del paro, el cierre de empresas.
Lo que no ha explicado Pepiño es lo que ocurre con la llamada Villa PSOE y a qué se deben las manifestaciones que hay en su entorno.
1 comentario:
A mí me gusta más el apodo "blanquito".
Es que le va como anillo al dedo
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