“Cosas tenedes, El Cid,/ Que farán fablar las piedras,/Pues por cualquier niñería,/Faceis campaña la Iglesia.” Ahora resulta que, según insinúa un medio progubernamental, la culpable de los males de la Caja Castilla-La Mancha la tiene De Cospedal, que es la que ha dirigido una operación “de libro” de acoso y derribo. Hernández Moltó es quien ha padecido la operación.
Lo que sabe cualquiera es que si la Caja hubiera tenido la solvencia que se le presumía no hubiera podido sucumbir a ninguna operación de acoso y derribo. Si Hernández Moltó hubiera tenido crédito entre las gentes, le hubiera resultado fácil convencer a los clientes de la Caja de que no había ningún problema. Sin embargo, el Banco de España ha tenido que intervenir esa entidad financiera y ahora resulta que, para algunos, la culpa de su desastrosa situación no la tienen sus antiguos gestores, que por algo han sido apartados de su función, sino que corresponde a quienes han alertado sobre lo que se avecinaba.
Sería pertinente preguntar a quienes se explican de este modo, que qué es lo que se espera de la oposición. Resultaría clarificador que respondieran que cuando la oposición es la derecha sólo se le permite aplaudir. Pero cuando es la izquierda tiene que denunciar. Esto es lo que se desprende de la actitud de este periódico, exclusivamente de él.
Pero, además, cabe otra reflexión, quizá más importante. Si Hernández Moltó es la víctima de De Cospedal, ¿por qué el Banco de España, de común acuerdo con el gobierno, lo ha apartado del cargo? Tampoco se pregunta este importante medio, como es lógico, por los motivos que puede haber tenido el Banco de España para no intervenirla mucho antes. Si ahora se tiene a Hernández Moltó por un mal gestor, también lo era hace un año y hace dos.
Lo que sabe cualquiera es que si la Caja hubiera tenido la solvencia que se le presumía no hubiera podido sucumbir a ninguna operación de acoso y derribo. Si Hernández Moltó hubiera tenido crédito entre las gentes, le hubiera resultado fácil convencer a los clientes de la Caja de que no había ningún problema. Sin embargo, el Banco de España ha tenido que intervenir esa entidad financiera y ahora resulta que, para algunos, la culpa de su desastrosa situación no la tienen sus antiguos gestores, que por algo han sido apartados de su función, sino que corresponde a quienes han alertado sobre lo que se avecinaba.
Sería pertinente preguntar a quienes se explican de este modo, que qué es lo que se espera de la oposición. Resultaría clarificador que respondieran que cuando la oposición es la derecha sólo se le permite aplaudir. Pero cuando es la izquierda tiene que denunciar. Esto es lo que se desprende de la actitud de este periódico, exclusivamente de él.
Pero, además, cabe otra reflexión, quizá más importante. Si Hernández Moltó es la víctima de De Cospedal, ¿por qué el Banco de España, de común acuerdo con el gobierno, lo ha apartado del cargo? Tampoco se pregunta este importante medio, como es lógico, por los motivos que puede haber tenido el Banco de España para no intervenirla mucho antes. Si ahora se tiene a Hernández Moltó por un mal gestor, también lo era hace un año y hace dos.
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