Según Mario Vargas Llosa, si a la segunda vuelta llegaran Ollanta Humala y Keiko Fujimori para los peruanos sería como elegir entre el cáncer y el sida terminal. El propio Vargas Llosa ha declarado que votará por Alejandro Toledo. Es arriesgado mostrar la intención de voto porque luego el favorecido puede salir rana y entonces quienes le hayan votado arrastrados por el premio Nobel pueden sentirse decepcionados. Pero la situación es grave, Humala y Fujimori están en lo alto de las encuestas y Mario Vargas Llosa ama a su país.
Ollanta Humala es de la cuerda de Hugo Chávez y ante la evidencia de que éste no es nada querido en Perú intenta ocultar esta realidad mostrando el apoyo de Lula. Alguno de los candidatos ha dicho de él que puede que se haya civilizado. De Fujimori no hace falta decir mucho más. Gonzalo Portocarrero, en su blog, explica que sus votantes son los peruanos más desfavorecidos que estarían agradecidos a su padre.
El hecho de que tanto Keiko Fujimori como Ollanta Humala tengan la posibilidad de convertirse en presidentes de Perú indica bien a las claras que algo no funciona bien en aquel país, y que una considerable parte de la población se siente maltratada o ignorada por sus clases dirigentes y opta por castigarles, aunque se perjudiquen ellos también. Porque votarles a ellos es salirse de la senda buena y dirigirse hacia esa catástrofe colectiva en la que están inmersos algunos países de la región, como Eduador, Bolivia, Venezuela, y hasta la Argentina de los Kirchner.
Dicen que con Alan García Perú ha crecido, pero también lo ha hecho la brecha entre ricos y pobres. No cabe duda de que habrá que trabajar mucho este capítulo si se quiere alejar para siempre el fantasma del totalitarismo. En el caso de que se le consiga dar el esquinazo en esta ocasión.
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