Hay un grupo en Facebook titulado “Hoy no han ganado los ignorantes: han ganado los ignorados”, que se acerca vertiginosamente a los veinte mil inscritos, quizá dentro de unas pocas horas los haya superado con creces. El título quizá contenga una realidad, la de los ignorados, pero a ciencia cierta que también una mentira, la de que ha ganado alguien. Han perdido todos. Cualquiera de las dos opciones que han llegado a la segunda vuelta empeorará las cosas en Perú.
Mario Vargas Llosa arriesga en la lucha por su patria y la gente prefiere no hacerle caso. El resultado ya se ve: la catástrofe. Pero él sí vio el peligro, quienes no lo vieron fueron los tres candidatos que quedaron fuera de la segunda vuelta. Digamos que Perú se ha dormido y ha venido el lobo y se dispone a comérselo. Si Kuczynski, Toledo y Castañeda se hubieran jugado por sorteo cuál de los tres se quedaba y hubieran abandonado los otros dos, la situación ante la segunda vuelta sería otra.
Quizá el egoísmo que han demostrado los tres sea trasunto del de Perú, que ha dado lugar a que haya un grupo auto titulado “los ignorados”, que se ha vengado a su manera, en el supuesto ingenuo de que su situación va a mejorar. Va a empeorar la de todos. No hay más que fijarse en lo que ocurre en los países en los que gobiernan los similares a quienes van a disputar la segunda vuelta.
No obstante, aún se puede hacer algo. Quienes amen a Perú han de votar en blanco, puesto que al ser el voto obligatorio no se pueden abstener. Aunque el número de votos en blanco no sea suficiente para repetir el proceso, si es elevado sí que servirá como advertencia para el candidato que resulte ganador. Esperemos que los tres candidatos derrotados sepan hacer luego una oposición firme y serena.
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