Es una obligación humanitaria, añade. Y es cierto, tal y como estaban las cosas allí hacía feo permanecer impasibles. Lo que ocurre es que Gadafi, al forzar la intervención de Estados Unidos y sus aliados ha puesto de manifiesto sus contradicciones. Obama, consciente de ellas, dijo también que Estados Unidos no puede usar su fuerza militar en cualquier sitio en el que hay represión.
Pero esa no deja de ser una afirmación hipócrita, porque si bien es cierta dicha así, ya no lo es si se añade la parte de verdad que falta y es que Estados Unidos apoya a gobiernos represores. Estados Unidos no puede permanecer impasible ante la masacre que está llevando a cabo Gadafi en Libia, pero no se inmuta ante la que lleva a cabo Mohamed VI en el Sahara. Los saharauis tienen los mismos derechos como personas que los libios, pero en este caso Obama agasaja al represor. No sólo él, también lo hacen otros defensores de los Derechos Humanos, como Sarkozy y Zapatero entre otros.
Y no sólo ocurren estas cosas en Marruecos y Libia. Otros dictadores son también aliados de los gobernantes de los países democráticos y mantienen a raya a sus ciudadanos con las armas que han comprado en éstos.
Los tiempos en que la hipocresía era una herramienta de primer nivel se han terminado. La tecnología actual impone nuevas formas de proceder, hoy todas las noticias se difunden rápidamente y no hay modo de camuflar la verdad de las cosas.
Estados Unidos no puede arrogarse el papel de gendarme del mundo, porque es muy caro y porque para ello necesitaría ser un país extremadamente virtuoso y capaz de dejar de lado el egoísmo nacional. Si no es así, cualquier cosa que hiciera sería mal vista en el resto del mundo.
Por tanto, el papel de gendarme del mundo corresponde a la ONU. Los países democráticos deberían dar ejemplo y respetar y cumplir todas sus resoluciones. El trato con países dictatoriales, por parte de los democráticos, debería estar sujeto a algunas condiciones.
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