Aguirre presumió de haber depurado sus listas, haciendo una referencia, eso sí, a la presunción de inocencia. Se vio obligada a precisar con posterioridad que lo que había dicho no iba por Camps. Es posible que sea así y que el mismo egoísmo que demostró aquella vez que comentó que no llegaba a fin de mes le hubiera llevado a pensar que el PP se circunscribe a la sección en la que manda ella.
En este caso habría sido injusta dos veces, la primera por presumir de limpieza y la segunda por querer disculpar a Camps una vez que en su inconsciencia lo había puesto en el disparadero.
De limpieza no puede presumir desde el momento en que obligó a dimitir por el caso Gürtel a María Jesús Díaz Pérez de su cargo de Teniente de Alcalde del ayuntamiento de Boadilla del Monte, cuando Arturo González Panero, el alcalde puso esa condición para dimitir él. Esperanza Aguirre jamás debió admitir ese chantaje, María Jesús Díaz Pérez iba la segunda en esa lista y debió ser nombrada alcaldesa. El sucesor de González Panero, Juan Siguero Aguilar, también ha tenido que dimitir por la misma causa, que no es otra que la del Gürtel, y aun teniendo en cuenta la presunción de inocencia de los dos dimitidos, en lo que se refiere a sus problemas con la justicia, se puede afirmar que eso no hubiera ocurrido con María Jesús Díaz Pérez, puesto que ni está imputada ni figura en ninguna grabación.
Al hablar de Camps también hay que tener en cuenta la presunción de inocencia e incluso añadir que lo más probable es que sea absuelto, pero desde el momento en que se ha convertido en una molestia para su partido y para España debió dimitir. El cargo no es suyo. Tampoco puede presumir de gestión, por otra parte, puesto que las arcas de la Generalidad están más que vacías.
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