Y
no es para menos. El poder siempre es caprichoso y nadie, ni siquiera
los más serviles de sus servidores, está a salvo de su furia.
El
siguiente aforismo, “la autoridad se alcanza por medio del amor,
mientras que el poder se conquista con el odio”, merece ser tenido
en cuenta.
Ramón
Eladio Aponte Aponte es un ex magistrado venezolano que se encuentra
refugiado en Estados Unidos y ha hecho público un documento en el
que afirma que dictó sentencias en las que se condena a 30 años de
cárcel siguiendo instrucciones directas de Hugo Chávez.
Obviamente,
no hay ningún motivo para creer en la palabra que este Aponte que
reconoce que en otro tiempo se plegó ante Chávez. Pero volvamos al
odio, mediante el cual se conquista el poder, siempre arbitrario, al
revés que la autoridad, que logra quien siempre intenta hacer lo que
debe.
El
poder se conquista mediante el odio y además cuenta con la
complicidad de toda la gente que odia. Los hay que, tengan lo que
tengan, siempre están frustrados. Nada logra satisfacerles por
completo. Y como están frustrados, odian. Son peligrosos. Un día se
les puede tener a favor y al siguiente, sin nada que justifique el
cambio, tenerles rotundamente en contra. Los políticos que rinden
culto al poder les conocen bien y les echan carnaza; para que se
ensañen.
Hay
gente que aunque no tenga nada siempre le encuentra el gusto a la
vida. Es gente que no renuncia a buscar la felicidad y que trata de
que quienes les rodean se encuentren a gusto.
No
es necesario estrujarse los sesos para saber en qué grupo se puede
encajar a Chávez, que a sus opositores políticos los llama “los
escuálidos”. Como todo dictador ve en los opositores a enemigos
que tratan de arrebatarle el poder. Alguien que tenga autoridad
comprende que todos buscan, mediante diferentes fórmulas, servir al
pueblo. Pero al dictador sólo le interesa el poder.
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