miércoles, 19 de septiembre de 2012

Carrillo ha muerto

No es obligatorio hablar bien de alguien por el simple hecho de que acaba de fallecer. Santiago Carrillo y Manuel Gutiérrez Mellado fueron, quizá, los únicos que se percataron de lo que estaba haciendo Adolfo Suárez en la Transición y de los riesgos que corría.
Los demás, o sea, los colaboradores de Suárez y los líderes de los demás partidos jugaban a creerse trascendentes y la emoción de sentirse parte de la Historia les impedía fijarse en lo que estaba ocurriendo y en lo que podía pasar. De ahí, de esa ceguera egoísta, surgió el régimen que sufrimos y que llaman, indebidamente, democracia.
Fue Santiago Carrillo quien hizo bajar a Felipe González del burro, para que colaborara con Adolfo Suárez. Pero se conoce que ninguno de los dos tenían suficiente fe en la democracia, y quizá por eso el poder quedó en manos de los partidos.
Cuando el asalto al Congreso por parte de Tejero, permaneció sentado en su escaño, al contrario que otros diputados se lanzaron al suelo. Dicen que alguno se hizo una moradura en el costado, por la rapidez con que se tiró. En Carrillo funcionó la lógica, puesto que tirarse al suelo no le hubiera servido de nada. Fueron otros dos, a los que no hace falta nombrar, los que arriesgaron su vida por la democracia. Ellos sí que la querían.
Carrillo, en los últimos tiempos, demostró tener una gran memoria, y también que no se chupa el dedo, motivo por el cual jamás reconoció su responsabilidad en los asesinatos de Paracuellos del Jarama. Ni falta que hace, ya lo han demostrado otros nada sospechosos de ser de derechas.
También demostró en sus artículos que seguía vivo en su interior el odio a la derecha. El odio nubla la vista, por lo que sus análisis podrían haber sido mucho mejores si hubiera sabido desprenderse de ese sentimiento.

'La amante imperfecta' 
'De Laura y otras muertes' 
'Hasta los cuervos picotean las cerezas' 
'La energía después de Fukushima' 
'Limones dulces' 
'Ocurrió en Valencia' 
'Los invitados de la princesa' 
'La vida y la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer contada a los niños' 

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