Eso
dice la Sexta, que añade que la posibilidad del embarazo fue
descartada debido a la edad del paciente, el conocido como Gran
Wyoming, que fue ingresado en la clínica debido a un fuere dolor de
estómago.
Sin
embargo, en estos que corren, en los que tantas cosas raras se ven,
sorprende que haya sido la edad lo que ha hecho que se descarte el
embarazo. Quizá sea una pena que no haya ocurrido, puesto que para
los que todavía ven la televisión hubiera sido un entretenimiento
de primer orden seguir las evoluciones de este cómico con la barriga
bien hinchada y el futuro bebé arreando patadas contra las paredes
de la misma. Es bonito pensar en un posible sucesor, o sucesora. Un
Pequeño Wyoming, en principio.
Ya
dijo Tono que el humor es cosa seria y reconozco que en los primeros
tiempos del Gran Wyoming, cuando yo todavía me asomaba a la caja
tonta, me hacía reír. Ignoro si sigue teniendo la misma gracia, o
tiene más o tiene menos, pero creo que son raros los casos en los
que los humoristas van a más. O se mantienen a duras penas tratando
de que sus repeticiones resulten novedosas o abusan de la necesidad
de reírse que tiene el personal.
El
sentido del humor también tiene su aquel, porque lo que para unos
es muy gracioso no sirve para otros. El humor basado en el
sectarismo, por otra parte, no tiene pinta de ser humor, a pesar de
que pueda provocar la risa a unos cuantos. Siempre resulta sano y
conveniente criticar al poder, y más si se hace con gracia. Pero
tener en la diana sólo a parte de los oligarcas es distinto.
Presumo, ya que no puedo hacer otra cosa, que parte de nuestro elenco
de humoristas, cae en en este error.
Con
embarazo o sin él, lo que interesa es que el Gran Wyoming esté
contento, pero podría haberlo intentado cuando era más joven.
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