El
tal Rubalcaba se cree capaz de convencernos de que ha descubierto el
Mediterráneo con la reforma fiscal que propone, “para que paguen
los que más tienen y heredan”.
Se
le podría contestar con algo parecido al chiste del borracho y la
señora de negro:
Comenzó
la música y un borracho que estaba sentado vió una señora vestida
de negro que estaba sentada frente a él. Tambaleante, se aproximó y
le dijo:
-
¡Hip!......madame, ¿me dá el placer de esta danza?
-
¡No!
-
¿Por qué no?
-
Por cuatro motivos:
-
Primero: Usted está borracho.
-
Segundo: Esto es un velatorio.
-
Tercero: El Ave María no se baila.
-
Cuarto: Madame es la puta que lo parió. Yo soy el cura.
A
Rubalcaba se le podría decir:
Primero:
Probablemente, usted no está borracho, pero aunque no lo esté no
inspira confianza ni a sus correligionarios.
Segundo:
Esa reforma fiscal que usted propone serviría, como usted bien sabe,
porque no se chupa el dedo, para que el dinero, que es cobarde y
ágil, se fugara de España a mayor velocidad todavía de la que lo
hace. Como le está ocurriendo a Hollande, el amigo François, que
acaba de recetar un recorte brutal a los franceses.
Tercero:
Lo que de verdad cabría hacer en este campo, y cucamente no lo ha
propuesto usted, es acabar con el fraude fiscal. Y esto, que es más
fácil de hacer, e incluso más justo, no lo ha propuesto usted por
una sencilla razón: El PSOE nunca lo ha intentado.
Cuarto:
Lo que realmente es urgente en España es la reforma de la
Constitución, de la ley electoral y de todo este sistema político
que nos ha llevado al desastre. Pero en mantener esa birria sí que
está de acuerdo con Rajoy. Los dos están conformes en mantener el
actual estado de cosas, que les conviene personalmente, aunque España
vaya cada vez peor.
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