No
me extrañaría nada que en cierto sector de la política española,
o de la sociedad española, se hubiera lanzado la consigna de estar
de acuerdo con el escrache, esa bestialidad tan “democrática”.
Yo
ya criticaba a Rajoy cuando era oposición; a Zapatero también lo
criticaba, ¿cómo no podría hacerlo con lo desastroso que fue? A
los banqueros, siempre. De modo que España es un país en el que
proliferan las consignas y los eslóganes, y son muchos los que los
obedecen, pero a mí no me llegan.
Hay
un sector empeñado en defender el escrache y con esta actitud
pretenden ayudar a los más indefensos. Es que quienes siguen estas
consignas desconocen, o quizá no, que el único modo por el que un
pobre puede sentirse amparado es que se respete y se cumpla la ley, y
para ello es imprescindible que la Justicia sea independiente. Si se
usa la fuerza, los más poderosos tienen ventaja siempre.
Rosa
Montero procura dar la idea de que es imparcial y coherente, cosas
estas que no le preocupan en absoluto a Maruja Torres, mucho más
directa y sin contemplaciones, en su artículo El escrache. Que se
mueran los pobres, ella a lo suyo. Si hay que defender la injusticia,
la defiende.
He
escrito Pataleo con mayúscula porque ése es el título del artículo
de la citada Rosa Montero. La buena mujer critica a todos, a los
políticos del PSOE, a los del PP y a los banqueros. No carga
directamente contra el PP, sabe que durante el anterior gobierno se
produjeron muchos desahucios, tantos que la entonces ministra de la
Vivienda habilitó seis juzgados para agilizar los desahucios.
Entonces era cuestión de darse prisa en desahuciar a la gente.
Probablemente por eso, en su artículo, critica a todos para
justificar el escrache, que es lo que pretende. Pero olvida que sólo
se practica con políticos de un partido. Eso no está bien, Rosa.
2 comentarios:
"Pero olvida que sólo se practica con políticos de un partido..." Perdón, Vicente, pero todos hemos visto estos escraches en la época de Zapatero, ejercidos incluso por ancianas damas cuando del matrimonio gay se trataba.
No defiendo la violencia, pero gobernar a golpe de decreto-ley deja poco margen de maniobra al pueblo para protestar.
Un saludo.
Querido Toni, de tu comentario se desprende que no defiendes la violencia, pero sí defiendes la violencia.
Concuerdo contigo en que los episodios que tuvimos que soportar cuando se aprobó el matrimonio gay son lamentables y condenables.
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