Alguien tenía que hacerlo, puesto que las declaraciones de Bibiana Aido deberían haber hecho sonrojar a Zapatero. Evidentemente no ha sido así. No es que haber dicho “miembras” sea suficiente motivo para destituirla, sino que el hecho de que este palabro haya surgido de su boca sin impedimentos de ningún tipo demuestra su escaso bagaje para ocupar su cargo en el ministerio. Y no sólo eso, sino que además trata de defender su metida de pata con argumentos peregrinos y con prepotencia. ¿Cómo se atreve a tildar de machista a la RAE precisamente porque no admita este vocablo? El cargo se le ha subido a la cabeza y su osadía no conoce límites. Menos mal que su ministerio está vacío de contenido. Zapatero, no se ha sonrojado y si lo ha hecho algún ministro ha sido a escondidas. Para ser ministro hay que tragarse algún sapo de vez en cuando. Ha tenido que ser Alfonso Guerra entonces. A Alfonso Guerra no lo puede llamar al orden Zapatero.
Acaso arrastremos una maldición los españoles, aunque también podría ser un mal general. Durante su primera legislatura el gobierno de Aznar se comportó de forma humilde, porque se sabía en precario. Así que formando un grupo compacto y actuando con sencillez, logró grandes resultados, sobre todo porque no se esperaban. En la segunda legislatura, con mayoría absoluta, Aznar se soltó el pelo y entonces dejó al descubierto su estupidez. Los mediocres se parecen entre sí como gotas de agua y Zapatero también comenzó de forma humilde, atrapado por los de Carod, bailando la sardana con los de Maragall, para cambiarlos después por los de Artur Mas. Ahora ya se cree capaz de todo y trata de pasar por encima, incluso de Felipe González y Alfonso Guerra. No debería ser muy difícil, bastaría con que lo hiciese mejor que ellos. Dada su impotencia, echa mano de la prepotencia. Ellos no se van a dejar. Joseph Stiglitz, el Nobel de economía, dice que Zapatero es un pensador influyente. Sin duda que no conoce el refrán español que dice “dime con quién vas y te diré quién eres”. Zapatero va con Pepiño, Zapatero va con Bibiana. ¿Para qué más muestras? Guerra, saliendo al quite del palabro, se ha mostrado superior a Zapatero.
Acaso arrastremos una maldición los españoles, aunque también podría ser un mal general. Durante su primera legislatura el gobierno de Aznar se comportó de forma humilde, porque se sabía en precario. Así que formando un grupo compacto y actuando con sencillez, logró grandes resultados, sobre todo porque no se esperaban. En la segunda legislatura, con mayoría absoluta, Aznar se soltó el pelo y entonces dejó al descubierto su estupidez. Los mediocres se parecen entre sí como gotas de agua y Zapatero también comenzó de forma humilde, atrapado por los de Carod, bailando la sardana con los de Maragall, para cambiarlos después por los de Artur Mas. Ahora ya se cree capaz de todo y trata de pasar por encima, incluso de Felipe González y Alfonso Guerra. No debería ser muy difícil, bastaría con que lo hiciese mejor que ellos. Dada su impotencia, echa mano de la prepotencia. Ellos no se van a dejar. Joseph Stiglitz, el Nobel de economía, dice que Zapatero es un pensador influyente. Sin duda que no conoce el refrán español que dice “dime con quién vas y te diré quién eres”. Zapatero va con Pepiño, Zapatero va con Bibiana. ¿Para qué más muestras? Guerra, saliendo al quite del palabro, se ha mostrado superior a Zapatero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario