El diario Levante-EMV lleva algún tiempo denunciando algo que debería hacer sonrojar a la clase política. Una empresa compró una nave por 7,2 millones de euros. Cuatro meses más tarde, la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos iba a pagar 12 por ese mismo local. Todos los alcaldes y concejales, de diversos partidos, excepto el de Godella, que están en esa entidad aprobaron la compra. A pesar de que el diario Levante-EMV ha venido informando del asunto, y esa información es la que frustró la operación y, si no me falla la memoria, aparte del de hoy, le ha dedicado algún otro editorial, o por lo menos un artículo del director, los políticos no han dicho esta boca es mía. De su silencio sólo cabe interpretar que están esperando que se olvide el asunto.
A la vista de los escándalos que se vienen sucediendo en España, en los que el ladrillo tiene mucho que ver, sin que los políticos hubieran hecho nada de antemano para prevenirlos o erradicarlos, siendo así, por otro lado, que se acusaban unos a otros de corruptos, los ciudadanos tenemos derecho a preguntarnos si el porcentaje de chorizos entre los políticos es superior al general. En el caso de que fuera así, convendría determinar las causas. Suponiendo que ello se deba a que tienen muchas facilidades y la carne es débil, habría que preguntarles por los motivos por los que no han instaurado unos sistemas de control eficaces. Ellos, cuando quieren, saben hacer las cosas.
Y, por el mismo motivo, también tendríamos derecho a saber los ciudadanos si hay políticos que se han enriquecido durante el ejercicio de sus cargos. ¿Han aumentado sus patrimonios el Rey, Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero? U otros muchos, como Carlos Solchaga, o Eduardo Zaplana. En el caso de que el patrimonio de alguno haya aumentado, ¿podría justificarlo el interesado?
A la vista de los escándalos que se vienen sucediendo en España, en los que el ladrillo tiene mucho que ver, sin que los políticos hubieran hecho nada de antemano para prevenirlos o erradicarlos, siendo así, por otro lado, que se acusaban unos a otros de corruptos, los ciudadanos tenemos derecho a preguntarnos si el porcentaje de chorizos entre los políticos es superior al general. En el caso de que fuera así, convendría determinar las causas. Suponiendo que ello se deba a que tienen muchas facilidades y la carne es débil, habría que preguntarles por los motivos por los que no han instaurado unos sistemas de control eficaces. Ellos, cuando quieren, saben hacer las cosas.
Y, por el mismo motivo, también tendríamos derecho a saber los ciudadanos si hay políticos que se han enriquecido durante el ejercicio de sus cargos. ¿Han aumentado sus patrimonios el Rey, Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero? U otros muchos, como Carlos Solchaga, o Eduardo Zaplana. En el caso de que el patrimonio de alguno haya aumentado, ¿podría justificarlo el interesado?
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