Debo decir antes de comenzar que hace muchos años que no escucho a Federico Jiménez Losantos. Sin embargo, aparece en tantos medios y son tantos quienes se ocupan de él de vez en cuando que alguna noticia he de tener. Hasta los obispos están mayoritariamente en contra de sus modos, y lo dicen públicamente, y la verdad es que chirría ese programa que tan poco tiene que ver con el mensaje evangélico, en la cadena episcopal. Finalmente, le han renovado el contrato y acaso sea porque hace ganar mucho dinero al medio o porque ataca con dureza al gobierno. Porque ninguno ha dicho públicamente que esté conforme con línea del programa, o eso creo. No voy a negar que puede que haya programas peores o locutores que quizá sean de lengua venenosa, pero que no dan tanto que hablar. Pero si los obispos que, contradiciendo los deseos de los demás, le han renovado por alguno de los dos motivos citados, están tomando al locutor por un medio, y no como un fin en sí mismo. Esto también es desvirtuar el mensaje evangélico.
A Federico Jiménez Losantos le ha puesto una querella Alberto Ruiz Gallardón por decirle, entre otras cosas, lo que sigue:
“le da igual que haya 200 muertos y 1.500 heridos con tal de llegar al poder”.
Si esta frase la hubiera dicho uno de cientos de locutores del montón que inundan las ondas no tendría importancia. Dicha por Federico Jiménez Losantos, cuya cultura es enorme y su inteligencia muy poderosa, cada palabra tiene exactamente el significado que señala el diccionario. Hay límites que no se deben traspasar, por lo menos no debe hacerlo alguien que se precie, ni por mantener la audiencia, ni la tensión del momento ni por todo el dinero que pueda ganar.
Puede que la frase pueda ser amparada por la libertad de expresión, no pretendo sustituir al juez. El plano en el que trato la cuestión no es el judicial. Otra cuestión es que si el alcalde ha decidido ejercer su derecho a querellarse, deba asumir personalmente los gastos y no cargarlos en la cuenta del ayuntamiento.
A Federico Jiménez Losantos le ha puesto una querella Alberto Ruiz Gallardón por decirle, entre otras cosas, lo que sigue:
“le da igual que haya 200 muertos y 1.500 heridos con tal de llegar al poder”.
Si esta frase la hubiera dicho uno de cientos de locutores del montón que inundan las ondas no tendría importancia. Dicha por Federico Jiménez Losantos, cuya cultura es enorme y su inteligencia muy poderosa, cada palabra tiene exactamente el significado que señala el diccionario. Hay límites que no se deben traspasar, por lo menos no debe hacerlo alguien que se precie, ni por mantener la audiencia, ni la tensión del momento ni por todo el dinero que pueda ganar.
Puede que la frase pueda ser amparada por la libertad de expresión, no pretendo sustituir al juez. El plano en el que trato la cuestión no es el judicial. Otra cuestión es que si el alcalde ha decidido ejercer su derecho a querellarse, deba asumir personalmente los gastos y no cargarlos en la cuenta del ayuntamiento.
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