Yo me había referido a dos cosas obvias, incuestionables, como el hecho de que el programa que dirige Federico Jiménez Losantos no encaja con el medio en el que está, como lo prueba, por otra parte, el malestar de los propios obispos, y lo infame de la frase que le dedicó a Alberto Ruiz Gallardón.
Comencé diciendo que no recuerdo haber escuchado nunca su programa, pero demostré saber cosas del popular periodista. Esto sirve para que algunos tilden de mentirosa mi afirmación. Lo cierto es que leí muchos artículos de este señor, pero fue en su época anterior a la de la radio. De modo que tengo motivos para saber que es culto e inteligente.
Tampoco quise meterme en la labor del juez, que es quien ha de determinar si decir que "le da igual que haya 200 muertos y 1.500 heridos con tal de llegar al poder" cabe o no dentro de la libertad de expresión. En cualquier caso, supongo que esa misma libertad de expresión me faculta para decir lo mismo que probablemente pensará cualquier juez en el plano personal y no legal, o sea, que se trata de una frase infame.
De la gran cantidad de artículos que he tenido que leer acerca del programa de Federico Jiménez Losantos y de la gran cantidad de seguidores que tiene, creo que es correcta la deducción de que ha creado un personaje del que se ha convertido en prisionero.
Alguno de mis interpelantes, al que tengo por muy culto, se atreve, no obstante su capacidad intelectual, a plantear cosas que no se pueden comprobar y que además son improbables. Las cosas suelen ser más sencillas que todo eso. Comete otro error, a mi juicio, al desear dos o tres docenas como Losantos. Lo deseable sería una pléyade de locutores imparciales e independientes. Me compara también con Losantos, al decir que tengo muchos menos seguidores que él. Comparación que dice que no busca la ofensa, pero que añado yo que está fuera de lugar. No resulta muy halagüeño que este programa, o sus contrarios, tengan tantos seguidores.
Si nos encontráramos, cara a cara, Federico Jiménez Losantos (la persona, no el personaje) y yo, él no podría mantener ante mí la citada frase. Y supongo que tampoco muchas otras cosas. Yo sí podría defender con éxito todo lo que he escrito, no porque piense que he acertado siempre, sino porque siempre ha estado en consonancia con lo que pienso. Si la comparación se refiriera a otras facetas del ser humano, en algunas ganaría él y en otras yo.
Comencé diciendo que no recuerdo haber escuchado nunca su programa, pero demostré saber cosas del popular periodista. Esto sirve para que algunos tilden de mentirosa mi afirmación. Lo cierto es que leí muchos artículos de este señor, pero fue en su época anterior a la de la radio. De modo que tengo motivos para saber que es culto e inteligente.
Tampoco quise meterme en la labor del juez, que es quien ha de determinar si decir que "le da igual que haya 200 muertos y 1.500 heridos con tal de llegar al poder" cabe o no dentro de la libertad de expresión. En cualquier caso, supongo que esa misma libertad de expresión me faculta para decir lo mismo que probablemente pensará cualquier juez en el plano personal y no legal, o sea, que se trata de una frase infame.
De la gran cantidad de artículos que he tenido que leer acerca del programa de Federico Jiménez Losantos y de la gran cantidad de seguidores que tiene, creo que es correcta la deducción de que ha creado un personaje del que se ha convertido en prisionero.
Alguno de mis interpelantes, al que tengo por muy culto, se atreve, no obstante su capacidad intelectual, a plantear cosas que no se pueden comprobar y que además son improbables. Las cosas suelen ser más sencillas que todo eso. Comete otro error, a mi juicio, al desear dos o tres docenas como Losantos. Lo deseable sería una pléyade de locutores imparciales e independientes. Me compara también con Losantos, al decir que tengo muchos menos seguidores que él. Comparación que dice que no busca la ofensa, pero que añado yo que está fuera de lugar. No resulta muy halagüeño que este programa, o sus contrarios, tengan tantos seguidores.
Si nos encontráramos, cara a cara, Federico Jiménez Losantos (la persona, no el personaje) y yo, él no podría mantener ante mí la citada frase. Y supongo que tampoco muchas otras cosas. Yo sí podría defender con éxito todo lo que he escrito, no porque piense que he acertado siempre, sino porque siempre ha estado en consonancia con lo que pienso. Si la comparación se refiriera a otras facetas del ser humano, en algunas ganaría él y en otras yo.
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