Su rival, Hillary Clinton, lo tiene todo para ser una magnífica presidenta del gobierno de los Estados Unidos de América. Es tenaz, constante, no se por vencida mientras le quede una posibilidad, y traía ideas nuevas sobre la Seguridad Social en esa nación. No es ninguna exageración decir que se podía esperar de ella que superase como presidenta la labor de sus antecesores, incluido su marido entre ellos. Por otro lado, hubiera sido la primera presidenta de Estados Unidos. Algo ha funcionado en su contra, sin embargo, y quizá sea el hecho de que su candidatura era la opción tradicional, de las dos que había en su partido.
Hay una corriente de mediocridad por el mundo y sólo vienen imponiéndose presidentes vulgares, que nada más piensan que en sí mismos y en el corto plazo. Algunos, muy pocos, de esos presidentes ponen una pequeña nota de superior calidad a la del resto, pero no basta para que se conviertan en los líderes que necesita el mundo en estos tiempos tan difíciles, por ser tiempos de cambio.
Estados Unidos es un país líder, se resiste a dejar de serlo y por ello es que le dolió tanto el mazazo del 11-S. Ese golpe señalaba su vulnerabilidad, el punto por dónde su poderío venía a quedar en entredicho. El presidente que tuvo que enfrentarse a la situación es uno de los más mediocres, sino el que más, de la historia de esta nación. Su modo de reaccionar ha sido totalmente inadecuado y ha empeorado las cosas.Este estado de cosas puede haber tenido la virtud de mostrar a la nación la necesidad de una catarsis colectiva. Acaso, programa por programa o equipo por equipo, Hillary Clinton resultara mejor elección que Barack Obama, pero éste representa la ruptura con todo lo anterior. Probablemente, el deseo de renovación y el intento de volver a ser la admiración del resto del mundo motiven a la ciudadanía motiven a Obama hasta el punto de llevarle a hacer cosas con las que ni siquiera sueña ahora. Ojalá pueda llevar a cabo aquellos puntos del programa de Hillary que mejoran el suyo.
Hay una corriente de mediocridad por el mundo y sólo vienen imponiéndose presidentes vulgares, que nada más piensan que en sí mismos y en el corto plazo. Algunos, muy pocos, de esos presidentes ponen una pequeña nota de superior calidad a la del resto, pero no basta para que se conviertan en los líderes que necesita el mundo en estos tiempos tan difíciles, por ser tiempos de cambio.
Estados Unidos es un país líder, se resiste a dejar de serlo y por ello es que le dolió tanto el mazazo del 11-S. Ese golpe señalaba su vulnerabilidad, el punto por dónde su poderío venía a quedar en entredicho. El presidente que tuvo que enfrentarse a la situación es uno de los más mediocres, sino el que más, de la historia de esta nación. Su modo de reaccionar ha sido totalmente inadecuado y ha empeorado las cosas.Este estado de cosas puede haber tenido la virtud de mostrar a la nación la necesidad de una catarsis colectiva. Acaso, programa por programa o equipo por equipo, Hillary Clinton resultara mejor elección que Barack Obama, pero éste representa la ruptura con todo lo anterior. Probablemente, el deseo de renovación y el intento de volver a ser la admiración del resto del mundo motiven a la ciudadanía motiven a Obama hasta el punto de llevarle a hacer cosas con las que ni siquiera sueña ahora. Ojalá pueda llevar a cabo aquellos puntos del programa de Hillary que mejoran el suyo.
'Guerra de la Independencia. Tomo II'
'Guerra de la Independencia. Tomo I'
`Las cloquetas de Cándida'
'El gran libro de los insultos'
'Nada es lo que parece'
'Franco y Hitler'
'Lo que la vida enseña'
'El fantasma de Canterville'
'Guerra de la Independencia. Tomo I'
`Las cloquetas de Cándida'
'El gran libro de los insultos'
'Nada es lo que parece'
'Franco y Hitler'
'Lo que la vida enseña'
'El fantasma de Canterville'
No hay comentarios:
Publicar un comentario