Durante estos días he sido atacado con virulencia en varios medios. En la mayoría de mis críticos se observa el deseo de ofender, de menospreciar, de amedrentar, de humillar. Se conoce que es lo que aprenden esos particulares escuchando la COPE. Pocos razonamientos han esgrimido y si alguno ha intentado algo que se pueda llamar así, no se refiere a los dos puntos en los que yo me centraba. Es parte de la España que embiste. Concretamente, del sector derechista de la España que embiste. Manuel Alcántara acaba su artículo de hoy manifestando que excluir a la derecha cerril sería conveniente. Tiene razón, y también la tendría si dijera lo mismo de la izquierda cerril, que también la hay.
No me extrañan las declaraciones que algunos obispos han hecho a la prensa, mostrando su disconformidad con ese espacio radiofónico. Alguna vez tenía que estar yo de acuerdo con los obispos. Pero no es necesario leer esas declaraciones para darse cuenta de que ese programa no encaja en esa cadena. Dicen que le han ofrecido mucho dinero al locutor para que se pase a otra y debería haber aceptado. No por el dinero sino por decoro.
Al igual que alguna vez puedo coincidir con los obispos, como en este caso, también puedo coincidir con alguna que otra opinión de Alberto Ruiz Gallardón. En el caso de la frase que ha dado pie a Federico Jiménez Losantos para atribuirle, de forma radicalmente injusta, actitudes infames. Coincido con Alberto Ruiz Gallardón porque los políticos deben dedicarse a las tareas por las que cobran y dejar que los policías y los jueces hagan las suyas. Quizá si el PP hubiera obrado así hubiera resultado vencedor en las elecciones. Por lo menos, si el PP hubiera hecho la labor de oposición que debía, en lugar de centrarse tanto en el atentado, el gobierno hubiera metido la pata menos veces.
Algunos de los que me han criticado me atribuyen, con más arrojo que fundamento, celos o envidias hacia Federico Jiménez Losantos. Incapaces de ver más allá de sus narices, quizá al pensarlo sintieron lo mismo que Arquímedes cuando gritó ¡Eureka!
No me extrañan las declaraciones que algunos obispos han hecho a la prensa, mostrando su disconformidad con ese espacio radiofónico. Alguna vez tenía que estar yo de acuerdo con los obispos. Pero no es necesario leer esas declaraciones para darse cuenta de que ese programa no encaja en esa cadena. Dicen que le han ofrecido mucho dinero al locutor para que se pase a otra y debería haber aceptado. No por el dinero sino por decoro.
Al igual que alguna vez puedo coincidir con los obispos, como en este caso, también puedo coincidir con alguna que otra opinión de Alberto Ruiz Gallardón. En el caso de la frase que ha dado pie a Federico Jiménez Losantos para atribuirle, de forma radicalmente injusta, actitudes infames. Coincido con Alberto Ruiz Gallardón porque los políticos deben dedicarse a las tareas por las que cobran y dejar que los policías y los jueces hagan las suyas. Quizá si el PP hubiera obrado así hubiera resultado vencedor en las elecciones. Por lo menos, si el PP hubiera hecho la labor de oposición que debía, en lugar de centrarse tanto en el atentado, el gobierno hubiera metido la pata menos veces.
Algunos de los que me han criticado me atribuyen, con más arrojo que fundamento, celos o envidias hacia Federico Jiménez Losantos. Incapaces de ver más allá de sus narices, quizá al pensarlo sintieron lo mismo que Arquímedes cuando gritó ¡Eureka!
1 comentario:
Asi que envidias a este señor... jaja...
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