La Seda de Barcelona es una empresa que sirve para hacerse una idea acerca de la actualidad de la Bolsa. Uno de los principales accionistas y consejero de la entidad presentó una denuncia a la Fiscalía Anticorrupción, para que investigue las compras y ventas de acciones de La Seda, pues piensa que han podido manipular su cotización a la baja.
Independientemente de que sea cierto o falso; o de que se pueda o no se pueda demostrar, el hecho de que un accionista significativo haya puesto esa denuncia indica que es algo que puede ocurrir. No voy a sacar a relucir esa máxima que dice que “todo error susceptible de ser cometido, se cometerá”, sino a poner de relieve que las empresas que cotizan en bolsa no son entes etéreos con cuyos títulos se puede jugar a ganar y perder, sino que son compañías reales, con trabajadores que suelen tener familiares a su cargo, y también que muchos de los poseedores de las acciones no son jugadores, sino ahorradores que han confiado en el potencial de la empresa.
La crisis que estamos sufriendo se sustancia en buena medida en la bolsa. Es una crisis de confianza, de modo que muchos han recuperado lo que han podido de su inversión, vendiendo con pérdidas, temerosos de perder aún más dinero. Y muchos no invierten en bolsa porque no se fían de ninguna empresa. Sólo faltaba saber que hay empresas que se pueden manipular. Eso puede conllevar que los inversores huyan de las más pequeñas y opten por invertir únicamente en las más grandes, por lo que pueda suceder, con lo que se distorsionaría aún más el mercado.
Ignoro si este estado de cosas se puede solucionar o corregir. Pero sí creo saber que para salir de la crisis es fundamental restablecer la confianza. Si volviera la confianza a la bolsa, de modo que comenzara a tener continuas alzas, eso podría ser el comienzo de la salida de la crisis. También considero positivo que los accionistas minoritarios de La Seda de Barcelona hayan decidido unirse.
Independientemente de que sea cierto o falso; o de que se pueda o no se pueda demostrar, el hecho de que un accionista significativo haya puesto esa denuncia indica que es algo que puede ocurrir. No voy a sacar a relucir esa máxima que dice que “todo error susceptible de ser cometido, se cometerá”, sino a poner de relieve que las empresas que cotizan en bolsa no son entes etéreos con cuyos títulos se puede jugar a ganar y perder, sino que son compañías reales, con trabajadores que suelen tener familiares a su cargo, y también que muchos de los poseedores de las acciones no son jugadores, sino ahorradores que han confiado en el potencial de la empresa.
La crisis que estamos sufriendo se sustancia en buena medida en la bolsa. Es una crisis de confianza, de modo que muchos han recuperado lo que han podido de su inversión, vendiendo con pérdidas, temerosos de perder aún más dinero. Y muchos no invierten en bolsa porque no se fían de ninguna empresa. Sólo faltaba saber que hay empresas que se pueden manipular. Eso puede conllevar que los inversores huyan de las más pequeñas y opten por invertir únicamente en las más grandes, por lo que pueda suceder, con lo que se distorsionaría aún más el mercado.
Ignoro si este estado de cosas se puede solucionar o corregir. Pero sí creo saber que para salir de la crisis es fundamental restablecer la confianza. Si volviera la confianza a la bolsa, de modo que comenzara a tener continuas alzas, eso podría ser el comienzo de la salida de la crisis. También considero positivo que los accionistas minoritarios de La Seda de Barcelona hayan decidido unirse.
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