lunes, 29 de diciembre de 2008

Los homosexuales y el rechazo

Supongo que conviene decir que ignoro cuales son los caminos que conducen a la homosexualidad. Si se llega por motivos genéticos o psicológicos, congénitos o adquiridos. Y si lo ignoro es principalmente porque lo considero irrelevante, salvo para los interesados o para los profesionales que se dediquen al estudio de estos asuntos.
Lo que interesa saber es que un homosexual es un ser humano y, por tanto, con derecho a disfrutar de la vida, al igual que los demás. Decir que la homosexualidad es una aberración de la naturaleza, es una aberración moral, puesto que existen homosexuales, muchos de los cuales han intentado dejar de serlo. Digo esto último para hacer constar la gran presión que han venido y vienen soportando. Es tan grande esa presión que, como se sabe, muchos al descubrirse homosexuales han tenido vergüenza de sí mismos y han intentado por todos los medios dejar de serlo.
Quienes a la menor oportunidad sacan a relucir a Kant diciendo que el ser humano es un fin en sí mismo, también deberían decir que esta norma es aplicable a todos los seres humanos. Por tanto los homosexuales también son un fin en sí mismo, puesto que son tan personas como los demás. Lo que vale de una persona no es su orientación sexual, eso no es más que una circunstancia.
Es tanta la presión que reciben los homosexuales, que muchos de sus padres los rechazan. Estos padres lo que tienen es un amor condicionado por sus hijos. Y el amor condicionado no es amor. Los homosexuales que no son aceptados por sus padres corren el riesgo de sufrir trastornos emocionales de mayor o menor intensidad, que pueden tener fatales consecuencias.
Sería bueno que de una vez por todas cesaran los ataques a la homosexuales, se les reconociera la dignidad humana por parte de los estamentos que aún no lo han hecho. Deberíamos hacer un esfuerzo entre todos para intentar paliar al menos el caudal de sufrimiento que han padecido los homosexuales a través de los tiempos.

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