Dice Rajoy que el balance de 2008 es una “crisis económica de caballo”, con lo cual demuestra varias cosas. En primer lugar, que desconoce el significado de la palabra balance. En segundo lugar, demuestra tener muy poca imaginación. ¿Qué es eso de crisis de caballo? Es una crisis grave, severa, cuya particularidad española puede decirse que fue generada por las recetas económicas del gobierno del PP. Es cierto que Rodrigo Rato dice que ya tenía preparadas medidas correctoras, para el caso de que hubiera vuelto a ganar las elecciones, pero puesto que el PP no ha aplicado esas medidas en las Comunidades Autónomas en las que gobierna, puede pensarse que son de Rodrigo Rato y no del PP.
La crisis es sobre todo de confianza y no hay modo de confiar en los políticos españoles. En el caso de Rajoy, ni siquiera tiene la confianza de su partido. Da la impresión de que quienes le apoyan, en realidad le tienen secuestrado. Y de que no tiene ninguna posibilidad de hacer lo que le gustaría. Pero sea lo que sea lo que puede hacer, no debería negarle sistemáticamente todo a ZP, esa afortunada marca electoral. Al menos, debería reconocerle que tiene unas cejas peculiares y una esposa que canta.
Por su parte, Zapatero, con sus ministros contradictorios, Sebastián y Solbes, con su empecinamiento en negar la crisis cuando ya se habían arruinado muchos, con ese optimismo proverbial, que no logra contagiar a nadie, tampoco es capaz de generar confianza. Otra característica de Zapatero es que sabe dar dinero a los ricos y palabras a los pobres. Insiste el presidente en que saldremos pronto de la crisis, pero no explica los motivos de su optimismo. Lo cierto es que todo apunta a que la crisis será más duradera en España que en otros países de nuestro entorno.
Los motivos de tal pesimismo sí tienen explicación. Los políticos españoles van cada uno por su parte. La crisis española se fundamenta principalmente en el ladrillo, costará mucho tiempo vender las viviendas que hay actualmente en el mercado. Hay un exceso de inmigración, que vino engañada. Los gobiernos autónomos, por su parte, en lugar de colaborar en la solución de la crisis, aportan su granito de egoísmo. A pesar de la que está cayendo, todavía no se ha aligerado la nómina de asesores.
La crisis es sobre todo de confianza y no hay modo de confiar en los políticos españoles. En el caso de Rajoy, ni siquiera tiene la confianza de su partido. Da la impresión de que quienes le apoyan, en realidad le tienen secuestrado. Y de que no tiene ninguna posibilidad de hacer lo que le gustaría. Pero sea lo que sea lo que puede hacer, no debería negarle sistemáticamente todo a ZP, esa afortunada marca electoral. Al menos, debería reconocerle que tiene unas cejas peculiares y una esposa que canta.
Por su parte, Zapatero, con sus ministros contradictorios, Sebastián y Solbes, con su empecinamiento en negar la crisis cuando ya se habían arruinado muchos, con ese optimismo proverbial, que no logra contagiar a nadie, tampoco es capaz de generar confianza. Otra característica de Zapatero es que sabe dar dinero a los ricos y palabras a los pobres. Insiste el presidente en que saldremos pronto de la crisis, pero no explica los motivos de su optimismo. Lo cierto es que todo apunta a que la crisis será más duradera en España que en otros países de nuestro entorno.
Los motivos de tal pesimismo sí tienen explicación. Los políticos españoles van cada uno por su parte. La crisis española se fundamenta principalmente en el ladrillo, costará mucho tiempo vender las viviendas que hay actualmente en el mercado. Hay un exceso de inmigración, que vino engañada. Los gobiernos autónomos, por su parte, en lugar de colaborar en la solución de la crisis, aportan su granito de egoísmo. A pesar de la que está cayendo, todavía no se ha aligerado la nómina de asesores.
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