El vulgar terrorista De Juana ha asistido a una marcha por la paz, lo que debería ser motivo de reflexión para aquellos que dicen: yo duermo como un lirón, tengo la conciencia tranquila. También la tiene el asesino múltiple, como se viene viendo. También tienen la conciencia tranquila Arzallus, que ha encabezado una colecta infame, Ibarretxe, que dice que trabaja “por la paz”, y otros muchos que también se creen unos benditos.
Es sabido que quien perpetra una maldad trata de quitarle importancia primero, piensa que no es mucho el daño que ha hecho, y a olvidarla después. A quienes hacen esas maldades que ellos consideran pequeñitas cabría recordarles que no se puede estar un poquito embarazada. Quien hace el mal a sabiendas y de forma continuada es de la cuerda de De Juana.
Si quienes hacen el daño tratan de olvidar, y a veces lo consiguen, por lo menos en buena medida, las víctimas, en cambio, recuerdan, incluso aunque quieran olvidar. Las víctimas son las que mejor conocen el alcance del mal que han recibido, ellas saben perfectamente como les ha afectado y en qué les ha perjudicado.
De la cuerda de De Juana sería alguien, por ejemplo, que accedió a un cargo político que excedía en mucho su capacidad, cosa bastante frecuente. Cabe imaginar sus maniobras, que justificaría pensando que todos hacen lo mismo. Tras perder un cargo que, con suerte, podría haber conservado algún tiempo más, sufriría un castigo también habitual: habiendo tenido tan alto cargo, necesita considerarse inteligente. No lo es, no atina a entender lo que pasa y entonces ve conjuras por todos lados. Con ello ya se cree más listo que nadie, puesto que es el único que ve la conjura mundial, la conjura nacional o la que sea. Al final, ocurre que él mismo idea conjuras, planea venganzas retorcidas, pero, eso sí, contra gente indefensa. No se da cuenta de que a quien retuerce es a sí mismo, de que los agravios que se inventa, para vengarlos, le duelen sin que se los hayan hecho.
La mujer de De Juana graba en vídeo a quienes fotografían a su vulgar marido, y con ello demuestra que lo que él desea es pasar desapercibido, ser olvidado. El menosprecio que siente por sus víctimas, que somos todos, unos más que otros, es menor que el que siente por sí mismo. No sé si conseguirá ser olvidado, pero si es recordado no será para bien.
Es sabido que quien perpetra una maldad trata de quitarle importancia primero, piensa que no es mucho el daño que ha hecho, y a olvidarla después. A quienes hacen esas maldades que ellos consideran pequeñitas cabría recordarles que no se puede estar un poquito embarazada. Quien hace el mal a sabiendas y de forma continuada es de la cuerda de De Juana.
Si quienes hacen el daño tratan de olvidar, y a veces lo consiguen, por lo menos en buena medida, las víctimas, en cambio, recuerdan, incluso aunque quieran olvidar. Las víctimas son las que mejor conocen el alcance del mal que han recibido, ellas saben perfectamente como les ha afectado y en qué les ha perjudicado.
De la cuerda de De Juana sería alguien, por ejemplo, que accedió a un cargo político que excedía en mucho su capacidad, cosa bastante frecuente. Cabe imaginar sus maniobras, que justificaría pensando que todos hacen lo mismo. Tras perder un cargo que, con suerte, podría haber conservado algún tiempo más, sufriría un castigo también habitual: habiendo tenido tan alto cargo, necesita considerarse inteligente. No lo es, no atina a entender lo que pasa y entonces ve conjuras por todos lados. Con ello ya se cree más listo que nadie, puesto que es el único que ve la conjura mundial, la conjura nacional o la que sea. Al final, ocurre que él mismo idea conjuras, planea venganzas retorcidas, pero, eso sí, contra gente indefensa. No se da cuenta de que a quien retuerce es a sí mismo, de que los agravios que se inventa, para vengarlos, le duelen sin que se los hayan hecho.
La mujer de De Juana graba en vídeo a quienes fotografían a su vulgar marido, y con ello demuestra que lo que él desea es pasar desapercibido, ser olvidado. El menosprecio que siente por sus víctimas, que somos todos, unos más que otros, es menor que el que siente por sí mismo. No sé si conseguirá ser olvidado, pero si es recordado no será para bien.
1 comentario:
Por que no:)
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