En el diario El País aparece hoy una carta, firmada por José María Salguero Rodríguez, titulada Llamazares, Benet y el agua. Hace referencia a un artículo, publicado en el mismo medio el 27 de enero, en el que Julio Llamazares hablaba del sueño de Juan Benet, en un artículo titulado precisamente “El sueño de Juan Benet”. El señor Salguero hace unas consideraciones no exentas de lógica, pero por el camino que indica no hay ninguna posibilidad de llegar algo positivo.
El sueño de Juan Benet consistía en crear una serie de embalses en toda España, complementados con los conductos necesarios, con el fin de repartir equitativamente el agua disponible en España. Es cierto que en su tiempo no pudo prever que Zapatero decidiría que los trasvases son malos y que lo que realmente conviene son las desalinizadoras. Lo dijo Blas, punto redondo.
Pero el espíritu de Juan Benet, infantilismos de los políticos aparte, es francamente útil, necesario y actual. Y hay que tener en cuenta las desalinizadoras, como es obvio. Podrían completar el plan de Juan Benet. El agua sobrante de los ríos podría ir a esos embalses y cuando los ríos no tuvieran agua sobrante, los pantanos se llenarían con el agua de las desalinizadoras.
De este modo, no sólo habría trasvase de oeste a este, como subraya el señor Salguero que es el que hay, en lugar del considerado ideal, que sería el de norte a sur, sino que también podría ser inverso, en caso de necesidad. La cuestión consistiría en utilizar en cada momento la opción que menor impacto ecológico tuviese.
El resto de consideraciones del Sr. Salguero son demagógicas. ¿Soportaría España que no vinieran turistas este verano? Muchos de ellos no vendrían si no tuvieran campos de golf o piscinas. El problema es entonces una cuestión de equilibrio. Saber cuántos campos de golf se pueden mantener y cuáles son los lugares que estratégicamente interesan más. Y cómo se puede regular el uso de las piscinas.
Con respecto a los cultivos y los beneficios de las multinacionales que los puedan explotar, ni siquiera merece la pena comenzar el debate.
El sueño de Juan Benet consistía en crear una serie de embalses en toda España, complementados con los conductos necesarios, con el fin de repartir equitativamente el agua disponible en España. Es cierto que en su tiempo no pudo prever que Zapatero decidiría que los trasvases son malos y que lo que realmente conviene son las desalinizadoras. Lo dijo Blas, punto redondo.
Pero el espíritu de Juan Benet, infantilismos de los políticos aparte, es francamente útil, necesario y actual. Y hay que tener en cuenta las desalinizadoras, como es obvio. Podrían completar el plan de Juan Benet. El agua sobrante de los ríos podría ir a esos embalses y cuando los ríos no tuvieran agua sobrante, los pantanos se llenarían con el agua de las desalinizadoras.
De este modo, no sólo habría trasvase de oeste a este, como subraya el señor Salguero que es el que hay, en lugar del considerado ideal, que sería el de norte a sur, sino que también podría ser inverso, en caso de necesidad. La cuestión consistiría en utilizar en cada momento la opción que menor impacto ecológico tuviese.
El resto de consideraciones del Sr. Salguero son demagógicas. ¿Soportaría España que no vinieran turistas este verano? Muchos de ellos no vendrían si no tuvieran campos de golf o piscinas. El problema es entonces una cuestión de equilibrio. Saber cuántos campos de golf se pueden mantener y cuáles son los lugares que estratégicamente interesan más. Y cómo se puede regular el uso de las piscinas.
Con respecto a los cultivos y los beneficios de las multinacionales que los puedan explotar, ni siquiera merece la pena comenzar el debate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario