Cuando se habla de impuestos, cosa que casi siempre viene a ocurrir a la hora de pagarlos, lo que suele decir la gente es que está de acuerdo con pagar, pero que le gustaría que su dinero se empleara correctamente y no se malgastara. En los tiempos actuales la situación es dramática. Muchos de los que están cobrando el paro están absolutamente preocupados por lo que pueda ocurrir cuando se les acabe el derecho a esa prestación.
Por mucho optimismo que quiera transmitir el gobierno, lo que percibe el ciudadano es que los políticos no se toman las cosas con la debida seriedad, ya que se pasan todo el tiempo discutiendo y las discusiones a veces se producen entre miembros del mismo partido. De modo que mientras los políticos piensan que ellos serán los últimos en notar la crisis, la mayor parte de la población se prepara ante un más que previsible aumento de la delincuencia.
La prudencia hubiera aconsejado que los políticos eliminaran todos los gastos no imprescindibles, aquellos que no son necesarios para el buen funcionamiento del Estado y que al mismo tiempo se hubiese aumentado el gasto en los sectores, como Educación, que pueden ayudar a salir de la crisis. Lo que sí que han hecho es gastar mucho, pero de suprimir gastos nada. Es como si hubieran apostado a todo o nada, a la espera de que el efecto Obama obre milagros.
Se prepara una manifestación con el lema “Menos gasto, menos impuesto”, pero no son los sindicatos quienes la convocan, sino la Plataforma de las Clases Medias. Deberían ser los sindicatos quienes estuvieran preocupados por la suerte de los trabajadores. Deberían presentar un estudio a la opinión pública, en el que constaran todos los gastos que se pueden suprimir y exigiendo que se haga. Hay ministerios que no son necesarios y consejerías de gobiernos autónomos que si desaparecieran nadie los echaría en falta.
Los sindicatos deberían reivindicar ese dinero que se escapa y que va a hacer mucha falta dentro de poco tiempo.
Por mucho optimismo que quiera transmitir el gobierno, lo que percibe el ciudadano es que los políticos no se toman las cosas con la debida seriedad, ya que se pasan todo el tiempo discutiendo y las discusiones a veces se producen entre miembros del mismo partido. De modo que mientras los políticos piensan que ellos serán los últimos en notar la crisis, la mayor parte de la población se prepara ante un más que previsible aumento de la delincuencia.
La prudencia hubiera aconsejado que los políticos eliminaran todos los gastos no imprescindibles, aquellos que no son necesarios para el buen funcionamiento del Estado y que al mismo tiempo se hubiese aumentado el gasto en los sectores, como Educación, que pueden ayudar a salir de la crisis. Lo que sí que han hecho es gastar mucho, pero de suprimir gastos nada. Es como si hubieran apostado a todo o nada, a la espera de que el efecto Obama obre milagros.
Se prepara una manifestación con el lema “Menos gasto, menos impuesto”, pero no son los sindicatos quienes la convocan, sino la Plataforma de las Clases Medias. Deberían ser los sindicatos quienes estuvieran preocupados por la suerte de los trabajadores. Deberían presentar un estudio a la opinión pública, en el que constaran todos los gastos que se pueden suprimir y exigiendo que se haga. Hay ministerios que no son necesarios y consejerías de gobiernos autónomos que si desaparecieran nadie los echaría en falta.
Los sindicatos deberían reivindicar ese dinero que se escapa y que va a hacer mucha falta dentro de poco tiempo.
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