miércoles, 14 de enero de 2009

Las disculpas de Almudena Grandes

Después de su nueva, y descomunal, metedura de pata, Almudena Grandes escribió una carta al director en El País, pidiendo disculpas, pero esto es un supuesto. El texto es el siguiente:

“Quiero pedir disculpas a todos los lectores de ciencias, y a los de letras también, por mi ineptitud aritmética. He suspendido matemáticas muchas veces en mi vida, pero nunca lo he merecido tanto como después de escribir mi columna de ayer.”


La disculpa podría ser tomada en cuenta si ella se hubiera tomado la molestia de comprobar las operaciones de las que hablaba antes de publicarlas. Entonces podría hablar de sus suspensos en matemáticas. Pero como resulta evidente que se limitó a copiar y pegar, su referencia a los suspensos no es más que otra burla, otro desprecio a sus lectores. Confieso que yo no soy uno de ellos, sólo le leo aquellos artículos suyos que levantan polvareda, de modo que supongo que aun leeré unos cuantos más. Sí leía los artículos de su antecesor, Eduardo Mendoza.
Las cuentas que ella dio por buenas sin más, hasta el punto que se conoce, se nota al primer vistazo que no pueden serlo. Si lo fueran, el mundo funcionaría de otro modo. Si hubiera tal cantidad de dinero circulando las cosas tendrían que ser, por fuerza, diferentes. No se puede pensar que hubieran desaparecido los problemas, pero si el mundo fuera tan malo como parece creer ella, no hubiera llegado hasta aquí. La humanidad haría tiempo que hubiera perecido.
Almudena Grandes es una mujer en la que el odio resulta visible y esto es contagioso. (Aunque también puede ser que le paguen por meterse con la derecha y entonces aprovecha cualquier cosa). A menos que se descuida uno (o una) puede encontrarse con que cada mañana desea fusilar a dos o tres voces. Y no es eso, no es eso. Lo que interesa es vivir en paz y escuchar a todos los que tienen esa intención, sea cual sea su ideología.

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