A estas alturas ya es mucho lo que se ha escrito de la foto que se ha dejado hacer Soraya Sáenz de Santamaría y yo he leído bastante, incluido en este bastante el artículo de Alfonso Ussía, que aprovechó la ocasión para llevar a sus lectores de un paseo por el paleolítico, para luego rematar la faena en plan galante.
Hay que comenzar reconociendo que la foto está muy bien, que se entiende perfectamente que Soraya desease hacérsela y más todavía que tuviese ilusión en que se publicase en la revista. Lo que ocurre es que en esta vida cuando se opta por unas cosas, siempre hay otras que quedan al margen. No se puede estar en la procesión y repicando. El cometido político de Sáenz de Santamaría, al que nadie le ha obligado a aceptar, conlleva una serie de renuncias y sacrificios. Lo que ocurre es nuestra clase política, en general, es blanda y acomodaticia. A le mejor ven a las legiones de españoles que diariamente engrosan el paro como algo lejano y que difícilmente les va a alcanzar.
No parece que a Rajoy le haya gustado la foto, ya que se ha visto obligado a desdecirse de su anterior comentario sobre la de Vogue. Si hubiera sido de su agrado, poco le hubiera costado encontrar diferencias entre ambas, como sí ha sabido hacer Pedro J. Hubiera podido recordar también que en su día, Paco Umbral escribió que María San Gil no había utilizado sus armas de mujer, al contrario que Trinidad Jiménez, que sí lo hizo.
Por parte del PSOE, y como no podía ser menos en uno de nuestros partidos políticos, la disciplina es total. No comentarán la foto. Y por mucho que les haya gustado, para ellos lo primero es el sueldo, así es que ninguno osará rendirse a sus encantos. El único que ha salido ganando con todo esto es el diario que lo ha publicado, que debe de haber mejorado su cuenta de resultados.
Hay que comenzar reconociendo que la foto está muy bien, que se entiende perfectamente que Soraya desease hacérsela y más todavía que tuviese ilusión en que se publicase en la revista. Lo que ocurre es que en esta vida cuando se opta por unas cosas, siempre hay otras que quedan al margen. No se puede estar en la procesión y repicando. El cometido político de Sáenz de Santamaría, al que nadie le ha obligado a aceptar, conlleva una serie de renuncias y sacrificios. Lo que ocurre es nuestra clase política, en general, es blanda y acomodaticia. A le mejor ven a las legiones de españoles que diariamente engrosan el paro como algo lejano y que difícilmente les va a alcanzar.
No parece que a Rajoy le haya gustado la foto, ya que se ha visto obligado a desdecirse de su anterior comentario sobre la de Vogue. Si hubiera sido de su agrado, poco le hubiera costado encontrar diferencias entre ambas, como sí ha sabido hacer Pedro J. Hubiera podido recordar también que en su día, Paco Umbral escribió que María San Gil no había utilizado sus armas de mujer, al contrario que Trinidad Jiménez, que sí lo hizo.
Por parte del PSOE, y como no podía ser menos en uno de nuestros partidos políticos, la disciplina es total. No comentarán la foto. Y por mucho que les haya gustado, para ellos lo primero es el sueldo, así es que ninguno osará rendirse a sus encantos. El único que ha salido ganando con todo esto es el diario que lo ha publicado, que debe de haber mejorado su cuenta de resultados.
1 comentario:
Yo no veo malicia ni motivos de alarma social por que la señora se haya fotografiado. Lo que sí me preocupe es que los responsables políticos usen ese tipo de influencias para conseguir aquello que de otra manera no podrían haber hecho.
Un saludo.
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