José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno, publicó el pasado día 30 de diciembre, un artículo titulado “Obama, el horizonte del cambio”, en el diario El Mundo. No faltan quienes tratan de discernir quién puede ser el “negro” que se lo ha escrito. Pero a mí no me extrañaría que hubiera sido él mismo. Comenzando porque ni aun metafóricamente resulta fácil confundir una persona con un horizonte.
Comienza el artículo con vacuidades, pero utilizando con profusión la palabra esperanza, que era la correcta, en lugar de horizonte. Pero habla de estrenar esperanzas, como si no supiera que la gente que vive siempre tiene alguna esperanza, y a veces se dice que algún afortunado suceso ha venido a renovar las esperanzas. Pero Zapatero además explica cuáles son esas esperanzas que se estrenan, como si pudieran ser otras y como si hubiera alguien que no las quisiera.
Y luego se refiere despectivamente al cinismo y a la arbitrariedad, como si en su propio gobierno no existieran ni una cosa ni otra, como si no hubiera nombrado ministros arbitrariamente, como si no hubiera tomado decisiones cínicamente.
Es digno de resaltar, por otra parte, que Zapatero también está esperando un líder que indique el camino a seguir para salir de la crisis. Zapatero, que actuó como Bush, esto es, escondiéndose ante la catástrofe, ahora espera a Obama. Dicen que Bush, cuando el 11 S, desapareció. Zapatero, que al estallar la crisis de las hipotecas sub prime debió evaluar enseguida las repercusiones que podía tener en España, dada nuestra dependencia del ladrillo, y buscar enseguida el apoyo de todas las fuerzas democráticas para tomar medidas inmediatamente, optó por negar la crisis y distanciarse de sus rivales ideológicos. En lugar de pensar en todos e intentar unir fuerzas, calculó las consecuencias electorales, trasladó las culpas a Bush y a Aznar, y abortó cualquier posibilidad de entendimiento con la oposición. Es decir, Zapatero es el anti líder y como tal trata de desviar las responsabilidades. La solución de la crisis no la tiene él sino Obama.
Otro de los hallazgos de nuestro presidente es que la victoria de Obama ha traído nuevas fuerzas al bando de la política. ¿Y cuáles son los otros bandos?
Ahora bien, si la verdad está en la última línea, la de Zapatero no tiene desperdicio:” Y si la política ha producido cambio, ahora le toca al cambio producir política”.
Comienza el artículo con vacuidades, pero utilizando con profusión la palabra esperanza, que era la correcta, en lugar de horizonte. Pero habla de estrenar esperanzas, como si no supiera que la gente que vive siempre tiene alguna esperanza, y a veces se dice que algún afortunado suceso ha venido a renovar las esperanzas. Pero Zapatero además explica cuáles son esas esperanzas que se estrenan, como si pudieran ser otras y como si hubiera alguien que no las quisiera.
Y luego se refiere despectivamente al cinismo y a la arbitrariedad, como si en su propio gobierno no existieran ni una cosa ni otra, como si no hubiera nombrado ministros arbitrariamente, como si no hubiera tomado decisiones cínicamente.
Es digno de resaltar, por otra parte, que Zapatero también está esperando un líder que indique el camino a seguir para salir de la crisis. Zapatero, que actuó como Bush, esto es, escondiéndose ante la catástrofe, ahora espera a Obama. Dicen que Bush, cuando el 11 S, desapareció. Zapatero, que al estallar la crisis de las hipotecas sub prime debió evaluar enseguida las repercusiones que podía tener en España, dada nuestra dependencia del ladrillo, y buscar enseguida el apoyo de todas las fuerzas democráticas para tomar medidas inmediatamente, optó por negar la crisis y distanciarse de sus rivales ideológicos. En lugar de pensar en todos e intentar unir fuerzas, calculó las consecuencias electorales, trasladó las culpas a Bush y a Aznar, y abortó cualquier posibilidad de entendimiento con la oposición. Es decir, Zapatero es el anti líder y como tal trata de desviar las responsabilidades. La solución de la crisis no la tiene él sino Obama.
Otro de los hallazgos de nuestro presidente es que la victoria de Obama ha traído nuevas fuerzas al bando de la política. ¿Y cuáles son los otros bandos?
Ahora bien, si la verdad está en la última línea, la de Zapatero no tiene desperdicio:” Y si la política ha producido cambio, ahora le toca al cambio producir política”.
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