Aznar nombró sucesor a Rajoy, pero no lo hizo sin condiciones, sino que le impuso el equipo y la línea a seguir. En esas condiciones, Rajoy debió negarse y plantear que o le dejaban las manos libres o dimitía. Pero se conoce que es de los que se tragan lo que les echen y decidió seguir adelante. Tras perder las elecciones y a la vista de los deseos de Esperanza Aguirre de sucederle en el empeño, se vio tentado a arrojar la toalla, pero se encontró de pronto con el apoyo de gentes como Camps, que quizá deseaba demostrarse a sí mismo que pintaba algo en el partido. Rajoy decidió seguir y dijo aquello de que lo haría con su propio equipo.
Pero eso tampoco es así, puesto que tiene que quedar bien con quienes le apoyan, de modo que antes fue prisionero de unos, ahora lo es de otros. Está esperando a que la crisis se lleve por delante a Zapatero y si ocurre así y gana las próximas elecciones, quizá se enteren algunos de lo que vale un peine.
En el caso de Zapatero la cuestión es otra. Si no hace mucho negaba la crisis, ahora dice que la crisis es grave. Pero en cualquier caso sabe que al último, o al penúltimo que va a alcanzar es a él. De modo que se dedica a echar balones fuera, a desviar la atención y a procurar que no tenga un coste electoral para él.
Nombra ministros contradictorios, como Solbes y Sebastián. Toma medidas que no se sabe a qué conducen, como la de los 400 euros, da dinero a manos llenas, que no se sabe de dónde lo saca (o sí), sin que haya ninguna garantía de que vaya a ser gastado como corresponde. Trata de contentar a todos y de momento va consiguiendo ir por delante en las encuestas.
En la web de Marina Parés hay una entrevista de Eduard Punset con Robert Hare, en la que éste dice que la política es un campo ideal para los psicópatas. ¿Cuántos habrá en el entorno de los líderes políticos españoles? ¿Lo será alguno de ellos?
Pero eso tampoco es así, puesto que tiene que quedar bien con quienes le apoyan, de modo que antes fue prisionero de unos, ahora lo es de otros. Está esperando a que la crisis se lleve por delante a Zapatero y si ocurre así y gana las próximas elecciones, quizá se enteren algunos de lo que vale un peine.
En el caso de Zapatero la cuestión es otra. Si no hace mucho negaba la crisis, ahora dice que la crisis es grave. Pero en cualquier caso sabe que al último, o al penúltimo que va a alcanzar es a él. De modo que se dedica a echar balones fuera, a desviar la atención y a procurar que no tenga un coste electoral para él.
Nombra ministros contradictorios, como Solbes y Sebastián. Toma medidas que no se sabe a qué conducen, como la de los 400 euros, da dinero a manos llenas, que no se sabe de dónde lo saca (o sí), sin que haya ninguna garantía de que vaya a ser gastado como corresponde. Trata de contentar a todos y de momento va consiguiendo ir por delante en las encuestas.
En la web de Marina Parés hay una entrevista de Eduard Punset con Robert Hare, en la que éste dice que la política es un campo ideal para los psicópatas. ¿Cuántos habrá en el entorno de los líderes políticos españoles? ¿Lo será alguno de ellos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario