Y
digo “ese” alcalde porque en Marinaleda debería haber otro.
Cualquiera. El primero que pasara por allí. Porque en ese pueblo han
elegido al peor de los posibles. Ya tenemos bastantes trincones en
España, como para que intente uno adelantarles a todos por la parte
de la zafiedad.
Se
intenta echar la culpa a los mercados, o a Alemania, de la desmesura
de la prima de riesgo, cuando es obvio que ésta crece por la
desconfianza. Quizá piensan que si les dan mil euros a nuestros
políticos se lo van a gastar en gambas, sin descartar que también
en putas. Entre ellos los hay que presumen de beatos y meapilas, pero
esos son, precisamente, los que menos confianza inspiran. Dime de qué
presumes...
Si
se hubiera metido a toda la clase política española en la
Curiosity, la prima de riesgo hubiera bajado de inmediato a la mitad
o más. Pero ese alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez
Gordillo, es una pieza que excede lo imaginable. También podría
haber sido enviado a Marte. Qué alivio, si lo hubieran hecho. Pero
en el caso de que no hubiera cabido en la Curiosity habían otras
posibilidades. Se le podría mandar, bajo el epígrafe de “pájaro
de cuenta”, a un centro de investigación. No es que que los
pájaros de cuenta estén en vías de extinción, porque yo creo que
cada día hay más, y bien que lo notan nuestros bolsillos. Pero cada
uno de los pájaros de cuenta presenta unas características propias,
pero todos tienen en común el gusto por tomar el pelo a la gente.
Con lo mal que estamos y lo negro que se presenta el futuro con esta
case política tan nefasta, sólo faltaba que apareciera un demagogo
más, otro Carod-Rovira, que, con tal de conseguir los votos de
algunos despistados, no duda en acabar de hundir el prestigio de
España.
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