Los
ahorradores españoles lo tienen claro. El actual estado de cosas no
favorece a los inversores tradicionales, esos que invierten sus
ahorros en bolsa, porque confían en esta o aquella empresa y, sobre
todo, en los organismos oficiales encargados de controlar que todo se
ajuste a las leyes.
La
realidad de las cosas es muy diferente. Los organismos encargados de
controlar fallan más que una escopeta de feria. Para hablar con
propiedad, lo fallan todo. Y los inversores se encuentran perdidos y
desprotegidos. Ya no puede uno invertir en bolsa fiándose de los
personajes que conformar el consejo de administración de una
empresa. Para invertir en ese plan no queda más remedio que aprender
a interpretar balances y pasarse muchas horas estudiándolos, por si
hubiera algo inquietante. Pero eso requiere mucho tiempo y más ganas
y no todo el mundo dispone de las dos cosas. Los que trabajan el
intradía corren menos riesgos, porque cuando hay pérdidas, al
comprar y vender en el mismo día, son pocas.
Si
los inversores del Banco de Valencia hubieran sabido que el apoyo de
Bancaja era un bluf, no hubieran invertido, en su mayor parte, en
este valor. Y lo Bancaja era un bluf porque fallaron los controles
del Banco de España, de la CNMV, del ministerio de Economía, y de
la Generalidad Valenciana. Por su parte, los anteriores consejeros
del citado banco alegan que no se enteraban de lo que ocurría,
porque el banco era llevado de forma personal. Pero ahora el FROB
quiere hacer pagar a estos accionistas algo de lo que no tienen
culpa. ¿Por qué no pide responsabilidades a los que fallaron antes.
También quiere hacer pagar a los accionistas de Bankia el FROB. ¿Por
qué no examina primero el folleto con el que salió a bolsa para ver
si se ajusta a la realidad o contiene algún engaño? ¿Quién
autorizó ese folleto? El sino de España parece ser que siempre paga
quien menos culpa tiene.
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