Tiene
un problema Artur Mas y es que no se puede engañar a todos todo el
tiempo. Hasta ahora, Mas, merced a la peculiar democracia española
en la que los políticos acaparan todo el poder (y dentro de la
clase política española, los nacionalistas tienen un poder
desproporcionado), ha podido tratar a los catalanes como si fuera un
rey absoluto. Cuando los constituyentes diseñaron el poder que iban
a tener los nacionalistas utilizaron un pantógrafo, por ello se da
el caso de que UPyD, con muchos más votos que ellos, tiene muchos
menos diputados.
Artur
Mas echa la culpa a todos, a Madrid, al tripartito, o incluso a las
nubes que no van rotuladas en catalán, de la ruina en la que está
inmersa Cataluña. Olvida Mas que los males proceden de la época
anterior al tripartito. Fue entonces cuando Maragall dijo aquello del
tres per cent y Jordi Pujol contestó diciendo que “todos nos
podemos hacer mucho daño”, y ya nada más se supo.
La
corrupción que se intuye en Cataluña arranca de mucho antes del
tripartito. Conviene recordar que Tarradellas, que era de otra pasta,
no quería ver a Pujol ni en pintura, pero éste se impuso y como
consecuencia ha llegado la catástrofe a Cataluña. Lo que hizo el
tripartito fue seguir la senda marcada por Pujol. Y luego llegó Mas
a llevar más catástrofe a Cataluña. Porque a los nacionalistas los
catalanes les importan poco. Su interés se centra en Cataluña, o
sea, en sus poltronas. El día en que llegue la democracia a España
y en lugar de dirigir a los ciudadanos tengan que servirles lo
pasarán más los nacionalistas.
Últimamente
circula una frase por Internet. Resulta muy fácil averiguar de quien
es. Pero lo importante no es averiguar quien la dijo, sino meditar
sobre ella: “yo creo que sólo existen los
individuos: todo lo demás, las nacionalidades y las clases sociales
son meras comodidades intelectuales.”
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