Alega
el ministerio de Hacienda que las declaraciones que acaba de publicar
la revista Valores fueron hechas en mayo y que se refieren a medidas
que ya se han tomado. No sé a quién quieren engañar. Aunque las
hiciera en mayo, el ministro sabía cuando se iban a publicar y habla
de medidas que se tomarán en 2013.
Montoro
es un tipo tan risible como lo fueron Solbes, Pajín, Aido,
Rubalcaba, Pepiño (sé que su apellido tiene que ver con un color,
pero no recuerdo cual), y otros. Podría poner nombres de ministros
de Rajoy, otro que da tanta risa como Zapatero, pero temo que si lo
hago nos pueda caer alguna catástrofe más, aparte de las que
esperamos.
De
Montoro se dice que tiene tres viviendas en Madrid y, no obstante,
cobra las dietas como si viviera fuera de la capital. ¿Cómo quiere
que nos lo tomemos en serio cuando habla de ajustes dolorosos?
¿Dolorosos para quién? Para las oligarquías no.
A
los componentes de la clase política española se les debería
dedicar el mismo epitafio que mereció el cardenal Richelieu:
Aquí
yace un famoso cardenal
que
hizo más mal que bien.
El
bien que hizo, lo hizo mal;
el
mal que hizo, lo hizo bien.
Los
sucesivos gobiernos españoles siguen consintiendo el fraude fiscal
de los oligarcas; además, se han gastado mucho más dinero del que
había en caja en muchas obras innecesarias: aeropuertos, líneas de
AVE, autovías, etc., y cuando ya no pueden sacar dinero de ninguna
parte, porque no hay, saquean a los indefensos, y lo hacen adoptando
un tono solemne, como si cumplieran su deber.
Ahora
ha salido a relucir un escándalo, el de las escuchas de Rubalcaba;
escándalo que hay que añadir a los anteriores, en los están
inmersos casi todos los partidos, y no sé si al poner casi he sido
generoso.
Pero
no se atisba ninguna voluntad de cambiar un sistema que permite tanta
corrupción.
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