O
sea, que todo puede ser. A estas alturas no puede pretender Rajoy que
haya alguien en el mundo que le crea. Dice también que hará lo que
convenga al interés general de los españoles. Y esto es todavía
más increíble que lo anterior.
Lo
que hace la casta política española es defender su interés de
casta. Y Rajoy, en estos momentos, es el abanderado de esa casta.
El
sistema español hace aguas por todas partes, como se ha visto. Y
hace aguas porque el poder lo tienen las oligarquías, entre las que
está la casta política, en lugar de tenerlo el pueblo. Un caso
sintomático es el de Bankia, en el que tantos personajes de todos
los sectores están implicados. El interés general de los españoles
es que se aclare todo. Y la actitud del partido de Rajoy no va
precisamente en esa dirección.
La
prima de riesgo sube porque los inversores ven que en este y en otros
casos hay voluntad de encubrir las cosas, y lógicamente no se fían.
Si
la justicia fuera totalmente independiente en España, los mercados
sí que tendrían algo en que confiar. Y sin embargo no se ve ningún
movimiento tendente a independizar la justicia. Por parte de los
demás partidos tampoco. El egoísmo de los políticos es proverbial
y rara vez se ve alguna actitud que realmente busque el interés
general. A Artur Mas, por ejemplo, no le importa hundir el prestigio
de España, aunque ello signifique que suba la prima de riesgo, con
el consiguiente quebranto para los españoles, entre los que están
incluidos los catalanes.
Mariano
Rajoy, que es bastante listo como para conservar los derechos sobre
su plaza en el Registro de la Propiedad, también debería saber que
un sistema que permite que los políticos procuren antes el interés
de sus partidos que el de los ciudadanos no es bueno.
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