La
palabra fava es un valencianismo, pero es que no encuentro otra
castellana que la sustituya adecuadamente. Tampoco sé si hay un fava
en el gobierno o lo son todos, porque cuando Manuel Pimentel vio algo
que no le gustaba dimitió y en el gobierno actual no dimite nadie.
Hay
otra palabra, pasturar, que yo creía que era un valencianismo y
resulta que está en el DRAE, de modo que se puede mandar a pasturar
al fava o a los favas.
Todo
esto viene a cuento porque hoy me he enterado de que un conocido
oligarca español, que combate con saña a la oligarquía, pretende
recortar cien euros de su sueldo a cada uno de los componentes de su
servidumbre.
Eso
del oligarca que combate a la oligarquía me recuerda a Zapatero, que
quiso vencer a Franco, cuando éste estaba bien muerto y enterrado,
sin percatarse de que era uno de sus sucesores.
La
justicia española no es independiente, por tanto, no hay democracia.
Tampoco es libre la prensa, otro motivo más para saber que vivimos
en una dictadura. ¿Quién se ha enterado de lo que ha ocurrido en
Extremadura con el caso Gallardo?
Alguien
del gobierno, o el gobierno entero, ha creído que poniendo España a
los pies de los oligarcas se iba a resolver el problema. Al
abaratamiento del despido y otras ventajas más los oligarcas han
respondido despidiendo trabajadores, haciendo caja y llevándose el
dinero al quinto coño, o sea fuera de España. Esto del quinto coño
puede tomarse en un sentido tan literal como metafórico. A finales
de los años sesenta se presentó en un banco de Altea una alemana
arrugada que llevaba el dinero ahí. A pesar de lo caros que se han
puesto los bancos no me parece una alternativa adecuada. Creo que si
el gobierno no hubiera abaratado el despido, ahora habría menos paro
y menos dinero escondido.
El
problema de España es la corrupción. Esa que intentan tapar las
oligarquías, motivo por el cual “nuestra” prima de riesgo se nos
sube por las paredes.
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