Parece
ser que los etarras, en la cárcel, se creen superiores a los demás
presos. Y se les consiente y se les permite que cultiven esa
creencia. ¿A qué tienen miedo los sucesivos gobiernos para que no
pongan fin a este estado de cosas?
Los
etarras están en el escalón más bajo de la especie humana. Son
malos, sin que quepa ninguna duda sobre esta cuestión. Con respecto
a una gran parte de presos se puede pensar que son las circunstancias
de la vida las que les han llevado a su situación. Sobre todo si se
tiene en cuenta que en la calle los hay de mucho peores que ellos,
sólo que las maldades que cometen no son delito.
Es
con estos últimos con los que habría que tener miramientos en la
cárcel. Y sin embargo, al que le han concedido el tercer grado es
al infame de Bolinaga. Josu Uribetxberria Bolinaga. ¡Qué vergüenza
para todas las personas de bien! Si yo hubiera escrito aquí “qué
vergüenza para los españoles”, algún listillo hubiera pensado, o
dicho, “es que yo no soy español”; ni persona de bien tampoco.
La
legislación española es muy ñoña con los etarras. Por el prurito
de parecer, que no de ser, demócratas de los constituyentes. Es
lícito pensar que con una legislación más adecuada Eta hubiera
cometido menos crímenes y, además, los españoles nos hubiéramos
ahorrado muchos momentos vergonzosos. Todos esos en los que el Estado
ha claudicado ante Eta. La cadena perpetua hubiera sido un
instrumento muy eficaz, en el caso de Eta y en el de otros crímenes
horrendos.
Pero
no sólo es ñoña la ley, es luego se les aplican beneficios a los
etarras por el artículo 33. Al pájaro citado anteriormente se le ha
concedido el tercer grado por la cara. Este gobierno que no tiene
miramientos con casi nadie (con sus familiares, parece ser que sí;
se habla mucho de nepotismo), se porta bien con los etarras.
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