El
gobierno prepara un real decreto, que aprobará en los próximos
días, para regular la venta de las preferentes. Este cambio
legislativo viene impuesto por la Unión Europea, aunque el gobierno
fanfarronea afirmando que ya lo estaba preparando desde hace tiempo.
Se
estima que un millón de particulares está atrapado en este peculiar
tipo de inversión y conviene recordar todos o la mayor parte de
ellos provienen de la época de Zapatero, ese presidente que se decía
tan preocupado por los asuntos sociales y que, no obstante, permitió
que la gente trabajadora “invirtiera” sus ahorros en este
producto. Se conoce que el tal Zapatero, que luego pidió al Rey un
título nobiliario, prestaba atención a otros asuntos más
“sociales”; quizá por ello se gastó todo el dinero de los
pobres que tenía a su disposición, mientras el fraude fiscal,
perpetrado mayoritariamente por los ricos, proseguía su escalada.
Este
real decreto viene a significar de modo explícito que las entidades
bancarias que comercializaron este producto no actuaron de forma
correcta con sus clientes. Y éstos, que creían que vivían en un
país civilizado, con normas y organismos supervisores, se han dado
cuenta, cuando ya era demasiado tarde, de que, en realidad, estaban
indefensos. Y no parece probable que vaya nadie a la cárcel.
Luego,
uno ve las listas de los consejos de administración y puede
encontrarse con que los nombres de los consejeros vayan precedidos
por la fórmula Excmo. Sr.
Sería
bueno entonces que se publicara una lista compuesta por todos los
Excelentísimos Señores que permitieron que las Entidades que les
pagaban, o les pagan, sus sueldos comercializaran estos productos
entre sus clientes más confiados. Eso serviría para que se supiera
que en los casos citados lo de Excelentísimo Señor no es más que
una fórmula protocolaria, puesto que la realidad es otra.
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