martes, 13 de mayo de 2008

Declaraciones del Rey

Antes de considerar las declaraciones reales, merece la pena detenerse un poco en otras de Julio Feo, en las que también se refiere al presidente de España. Dice Julio Feo que cuando Zapatero quiere algo, intenta conseguirlo, sin que le importe pisar algún callo. González, explica, se pensaba más las cosas. Ambas afirmaciones parecen ciertas. Cuando González soltó aquello de que “Aznar y Anguita son la misma mierda”, dejó bien claro que no se le había escapado, sino que lo había meditado bien. Por su parte, cuando Zapatero permaneció sentado al paso de la bandera de Estados Unidos sabía perfectamente que estaba pisando no uno sino muchos callos. Cuando decidió retirar las tropas de Irak sin consensuarlo previamente con el gobierno de Estados Unidos también sabía perfectamente que a los ciudadanos estadounidenses no les sentaría nada bien su decisión. Es cierto que la decisión de mandar las tropas a Irak, tal vez, fuera la peor de entre todas las cosas que hizo mal Aznar, pero había un acuerdo con los gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra y antes de retirar las tropas Zapatero debió intentar pactar la retirada con los gobiernos de aquellos países. A Zapatero tampoco le importó pisar el callo a María Jesús González e Irene Villa.
Y pasando ya a las declaraciones del Rey en las que afirma que Zapatero es un hombre honesto, tampoco vendría mal recordar que honrado y honesto son cosas diferentes y que si Su Majestad las confunde es porque sin duda atribuye a su regia persona ambas cualidades y de ahí que sepa apreciarlas en Zapatero. Sirva como pista que en el libro de Luis Herrero, “Los que le llamábamos Adolfo”, se cuenta que el Rey puenteó a Adolfo Suárez y exigió a Rodríguez Sahagún, ministro de Defensa, que nombrara a Alfonso Armada segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército, algo a lo que Suárez se había negado siempre y Rodríguez Sahagún accedió a hacer. De modo que ahora cuando el Rey dice que Zapatero sabe muy adonde va y por qué hace las cosas, surge el recuerdo de que le prometió todo a Maragall y que cuando éste le tomó la palabra, lo destituyó. Y también viene al dedillo la anécdota de que no dudó en aliarse con gentes que odian a España para formar el gobierno de España.









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