sábado, 17 de mayo de 2008

La Guardia Civil en el País Vasco

Tras el atentado, cuando la viuda ya ha mostrado su entereza y su buena índole, y cuando Ibarretxe, como es habitual en él, ha enseñado su verdadera faz -poniendo en evidencia que quienes le vienen votando no pueden ser sino gentes sin sentimientos-, es el momento de fijar la mirada en las circunstancias que concurrieron en el atentado. Las informaciones dicen que Juan Manuel Piñuel estaba en su garita cuando vio que un coche aparcaba en sus inmediaciones y su conductor salía corriendo. No se concibe que sea tan fácil aproximarse a una casa cuartel y aparcar el coche junto a ella.
En estas condiciones salta a la vista que si ETA no mata más guardias civiles es porque no le interesa. Los beneficios que obtiene son menores que cuando mata a civiles o políticos. De todos modos, a la guardia civil ya la tiene bastante amedrentada, puesto que los guardas son conscientes de que están a merced de los asesinos. El diario La Verdad, en su edición de hoy, publica una
entrevista con Alejandro Marín, de la Confederación Española de Guardias Civiles, en la que expone las dificultades por las que pasa la Benemérita en el País Vasco y Navarra.
Ciertos ayuntamientos ponen toda serie de trabas cuando se les pide licencia de obras para mejorar la seguridad de los cuarteles. Y en este punto se ve, por si no estuviera claro todavía, que ANV jamás debió poderse presentar a las elecciones. Y que el PP y el PSOE deberían formar una piña para el caso de que algunos de los alcaldes del PNV u otros partidos nacionalistas también optaran por obstruir las licencias de obras que pudiera solicitar la Guardia Civil en sus ayuntamientos.
La cuestión es bastante seria, porque la vida humana no tiene precio y a la vista de que quienes gobiernan en el País Vasco no tienen humanidad ni principios -porque si los tuvieran impedirían que esas cosas pudieran ocurrir-, conviene tomar medidas extraordinarias, como la citada.

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