Suelo tener a mano el poemario “Por una sonrisa”, de Carmen Valencia, editado por March Editor. También otros libros de poesía, claro. Pienso que si la gente leyera, al menos, uno o dos poemas diarios, sería mucho menor el número de bestias que participaría en las acciones de acoso moral que se llevan a cabo en el territorio nacional.
En el caso concreto de la Guardia Civil, o recuerdo quien me ha avisado de que en la web http://www.guardiasciviles.com, hay un artículo firmado por Manuel Illera, en el que se cuentan algunas de las cosas que, sobre este particular, ocurren en los cuarteles.
Para Julián Marías la cualidad más importante es el valor y valor es precisamente lo que necesita la guardia civil. Por el contrario, quienes practican el acoso moral son seres cobardes, envilecidos. Debería erradicarse en el cuerpo cualquier asomo de esta práctica inmoral, en sus mismos inicios. Son tan peligrosas las funciones que tiene encomendadas la Benemérita que es absolutamente necesario que sus componentes tengan la moral muy alta y absoluta seguridad en sus compañeros y jefes.
Siguiendo con la saga de los Marías, Javier escribió no hace mucho que si le tocara asistir al linchamiento de alguien al que personalmente detestara inmediatamente se pondría de su parte. Los linchamientos de cualquier tipo están absolutamente fuera de lugar.
La Guardia Civil precisa estar compuesta por personas valientes, desprendidas y cabales, capaces de discernir y de saber hasta dónde se puede llegar. Las personas humilladas y acobardadas sufren una gran merma en su capacidad.
Los mandos de la Benemérita deberían cultivar su nobleza de espíritu y transmitirla a sus subordinados. Deberían tratar de evitar en lo posible actitudes cobardes y saber vencer esos bajos instintos que llevan a abusar de quienes no se pueden defender. Algo totalmente contrario al espíritu del Cuerpo.
Tampoco estaría de más que se permitiese algún tipo de asociación o sindicato, que otorgara algún tipo de amparo o seguridad a los guardias. No deberían estar a merced de cualquier depravado con mayor graduación.
En el caso concreto de la Guardia Civil, o recuerdo quien me ha avisado de que en la web http://www.guardiasciviles.com, hay un artículo firmado por Manuel Illera, en el que se cuentan algunas de las cosas que, sobre este particular, ocurren en los cuarteles.
Para Julián Marías la cualidad más importante es el valor y valor es precisamente lo que necesita la guardia civil. Por el contrario, quienes practican el acoso moral son seres cobardes, envilecidos. Debería erradicarse en el cuerpo cualquier asomo de esta práctica inmoral, en sus mismos inicios. Son tan peligrosas las funciones que tiene encomendadas la Benemérita que es absolutamente necesario que sus componentes tengan la moral muy alta y absoluta seguridad en sus compañeros y jefes.
Siguiendo con la saga de los Marías, Javier escribió no hace mucho que si le tocara asistir al linchamiento de alguien al que personalmente detestara inmediatamente se pondría de su parte. Los linchamientos de cualquier tipo están absolutamente fuera de lugar.
La Guardia Civil precisa estar compuesta por personas valientes, desprendidas y cabales, capaces de discernir y de saber hasta dónde se puede llegar. Las personas humilladas y acobardadas sufren una gran merma en su capacidad.
Los mandos de la Benemérita deberían cultivar su nobleza de espíritu y transmitirla a sus subordinados. Deberían tratar de evitar en lo posible actitudes cobardes y saber vencer esos bajos instintos que llevan a abusar de quienes no se pueden defender. Algo totalmente contrario al espíritu del Cuerpo.
Tampoco estaría de más que se permitiese algún tipo de asociación o sindicato, que otorgara algún tipo de amparo o seguridad a los guardias. No deberían estar a merced de cualquier depravado con mayor graduación.
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