miércoles, 7 de mayo de 2008

Zaplana a Telefónica

El 13 de junio de 1997 hubo una manifestación en Valencia en defensa del idioma valenciano a la que acudieron más personas que votantes tenía ningún partido en aquellos momentos. Zaplana dijo que asumía la defensa de la lengua. Lo que hizo fue fundar la Academia Valenciana de la Lengua, que tanto dinero nos cuesta a los valencianos. No se le reprocha que tenga una determinada opinión sobre el asunto, sino que engañe a los valencianos y encima tengamos que pagar los desorbitados sueldos de los académicos. Podía haber propuesto el I.E.C. y con ello hubiera demostrado respeto a los votantes. Prefirió el engaño e incluso se las ingenio para que Xavier Casp presidiera la citada AVL, aprovechando la precaria situación económica del insigne poeta valenciano. Pero éste, en un alarde de dignidad, dimitió del cargo, renunciando a los sustanciosos emolumentos que tan bien le venían, en cuanto se dio cuenta de que había caído en una trampa.
Otra de las veces en que Zaplana demostró su escaso respeto por los ciudadanos fue cuando logró el crédito en la CAM, con la que paga la vivienda que compró en Madrid. Traslució a la prensa que era un crédito de mucho dinero a un tipo de interés sumamente bajo. El propio presidente de la CAM dijo que había que felicitar a quienes se lo habían concedido, puesto que habían logrado un cliente VIP. A nadie se le puede escapar que está muy feo que un político obtenga un crédito en una caja de ahorros en mejores condiciones que un pensionista. Es una cuestión elemental. Pero es que, además, y según se dijo, el citado préstamo contenía un periodo de carencia, durante el cual sólo se pagarían intereses. Este dato venía a resultar un tanto raro, puesto que lo interesante es amortizar capital del modo más rápido posible. Pero si se une este dato a su fichaje por Telefónica, se puede pensar que lo tenía todo previsto y calculado. O, sencillamente, que confiaba en la suerte, que al final le ha sonreído.

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